En un mundo donde las historias de superación a menudo inspiran, la de Florencia y Julio, una pareja de Burzaco, brilla con luz propia. Lo que comenzó hace más de una década con la necesidad de subsistir como cartoneros, hoy es «Flor de Seda», una marca de indumentaria que no solo viste a mujeres de todo el país, sino que también ofrece una oportunidad laboral vital a madres solteras de la zona.
Su camino no fue fácil. Florencia, llegada de Córdoba, y Julio se conocieron en 2012. Sin empleo, recolectaban cartón, botellas, cables, lo que fuera que ayudara a juntar unos pesos. Encontraban de todo, incluso ropa y objetos que, con ingenio, vendían en ferias americanas en Don Orione y Lanús. Con el tiempo, la llegada de su hijo impulsó a Julio a redoblar esfuerzos, saliendo cada madrugada con el carrito mientras Florencia preparaba la mercadería para la feria. Vivieron así por casi ocho años, enfrentando el frío y las dificultades de la calle. «De vez en cuando encontraba alguna changuita de cortar el pasto, árboles o albañil y eso era un golpe de suerte, porque se ganaba mejor y no tenía que tomar frío o aguantarse el rocío de la madrugada, lo cual muchas veces lo enfermo», cuenta Florencia a Brown on Line.
La pandemia de COVID-19 los obligó a buscar alternativas de subsistencia. Con astucia, invirtieron el breve sueldo que Julio consiguió en una fábrica y con una tarjeta de crédito, que consideraban una fortuna, compraron un celular con cámara y una máquina de coser. Fue entonces cuando Florencia, inspirada por las redes sociales y su innato talento, comenzó a experimentar con la costura.
Sus barbijos temáticos de Mortal Kombat fueron un éxito inesperado. «A la gente le encantó».
Pero el verdadero punto de inflexión llegó cuando una clienta le pidió una pollera: «Un día decidí abrir un Instagram, para vender las cosas de feria, y fue por ese medio que una chica me empieza a seguir, yo subía fotos haciendo los barbijos y algunos arreglos. Esta chica me pide si le podía hacer una pollera, yo no tenía ni idea de nada, ni de tela, ni medidas, ni moldes, nada. Pero necesitábamos la plata y la chica nos paga bien«.

Sin experiencia, Florencia se sumergió en tutoriales de YouTube, aprendiendo desde cero. «Se la mande sin haberle cobrado nada. La envío y digo: si merece la pena, me lo va a pagar. A los días la chica me escribe y dice que le encantó, que le quedó perfecto, me mandó la plata y esa fue mi primera venta, estaba tan orgullosa, que ese fue mi primer empujón para seguir cociendo», relata Florencia.
Poco a poco, las polleras dieron paso a los vestidos, y así nació «Flor de Seda», una marca que hoy se distingue por ofrecer más de 19 talles reales y un diseño elegante y femenino a precios accesibles. «Decidimos vestir a todas las mujeres, que cada una debe ponerse lo que le guste y no lo que le quede», afirma Florencia.
Lo más admirable de esta historia es su impacto social. A medida que «Flor de Seda» crecía, decidieron abrir sus propios talleres en Longchamps, Burzaco, Rafael Calzada y Guernica, liderados por amas de casa que, como ellos alguna vez, luchaban por salir adelante. Hoy, el 80% de sus prendas son confeccionadas en estos talleres, brindando empleo y sustento a muchas familias. «Estamos orgullosos de poder darle trabajos a madres, que luchan día a día para sacar a sus familias adelante, porque son el sustento de sus casas, con nenes chiquitos y sin un padre presente», expresan.
La marca ha trascendido fronteras, llegando a ser seguida por figuras como Pampita y desfilando en eventos de moda importantes: «Me llamaron por primera vez diseñadora, y la gente me aplaudía, y entre toda esa gente yo solo buscaba a Julio, al ver su cara de orgullo y amor, comprendí que no podría ir a ningún lado sin él, él es mi pilar quien me salva del estrés y quien me pone los pies en la tierra».

Pero a pesar del reconocimiento, Florencia y Julio mantienen su humildad y su conexión con sus raíces. «Somos gente humilde, que no se olvida de dónde viene, que disfrutan de las cosas simples de la vida», recalcan y aseguran que «estamos orgullosos de poder darle a nuestro hijo todo lo que nosotros no tuvimos, de enseñarle que uno no sabe las vueltas de la vida, que siempre hay que ser humildes y respetuosos y de poder darle trabajos a madres, que luchan día a día para sacar a sus familias adelantes, porque son el sustento de sus casas, con nenes chiquitos y sin un padre presente«.
Ahora, un nuevo hito se suma a su inspirador recorrido: la inauguración de su primer local físico en Burzaco, en Olinda Bozán 248. Después de casi cinco años de venta online, «Flor de Seda» tendrá un espacio donde sus clientes podrán vivir la experiencia de la marca de primera mano y por seguir creciendo en este proyectos de vida y sustenta para de muchas familias.
Para conocer sobre este inspirador proyectos pueden visitar su cuenta de Instagram Flor de Seda.