Un tribunal oral de Lomas de Zamora condenó a prisión perpetua a un hombre y a su pareja por el crimen de Fernando Marino, un joven que trabajaba como repartidor de mercadería y que fue asesinado en julio del 2020 cuando se resistió a que dos “motochorros” le robaran la camioneta que le había pedido prestada a su padre, en la localidad bonaerense de Adrogué, informaron fuentes judiciales.
Los jueces del Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) 9 del mencionado distrito judicial, Andrea Nicoletti, Victoria Ballvé y Juan Manuel Rial, sentenciaron a la pena máxima a Mauro Sebastián García (28) y Johanna Anabella Quevedo (32).
Ambos fueron considerados responsables del delito de “homicidio calificado criminis causae, robo calificado por el empleo de arma de fuego y tenencia ilegal de arma de guerra”, en perjuicio del repartidor. La pareja llegó a juicio acusada de asesinar en un intento de robo a Marino (28), mientras trabajaba como repartidor en una empresa de envíos, en julio de 2020.
Tanto el fiscal de juicio Sergio Anauati como el abogado del particular damnificado, Roberto Damboriana, habían solicitado dicha condena en sus alegatos, mientras que la defensa de la pareja pidió la absolución por falta de pruebas.
El hecho ocurrió al mediodía del 27 de julio de 2020 en la calle Italia al 900 de Adrogué, cuando el joven, que trabajaba para una empresa que hacía envíos de productos comprados a través de Mercado Libre, se movilizaba a baja velocidad con una camioneta Renault Kangoo gris. Marino estaba buscando un domicilio en proximidades de la calle Italia y Bouchard, donde tenía que entregar un producto.
En esas circunstancias, dos delincuentes que se movilizaban en una moto azul se le pusieron a la par y lo amenazaron con armas con intenciones de robo. Se cree que en ese momento Marino realizó una maniobra brusca ante el susto por la amenaza y uno de los delincuentes le disparó.
Si bien en un principio los investigadores creyeron que el repartidor se quiso resistir al robo, los testigos aseguraron que, por lo que vieron, no existió ningún tipo de resistencia.Los asaltantes huyeron del lugar sin concretar el robo, mientras que el repartidor baleado fue auxiliado por vecinos que, de inmediato, alertaron a la policía a través de un llamado al teléfono de emergencias 911.
Marino fue trasladado por un vecino y un policía en un patrullero al Hospital Lucio Meléndez debido a la demora en la llegada de una ambulancia, pero murió antes de que pudiera ser atendido por los médicos, dijeron los investigadores. Marino se desplomó mientras un vecino colaboraba para trasladarlo. “Lo tratamos de ayudar para apurar el traslado”, dijo el vecino oportunamente.
Dos días después del crimen, personal policial realizó varias allanamientos que dispuso el fiscal Gerardo Mohoraz, a cargo de la Unidad Funcional de Instrucción (UFI) 6 de Lomas de Zamora.
En ese marco, la pareja fue detenida en Burzaco, en la casa de los padres de uno de ellos, por efectivos de la comisaría 1ra. de Adrogué, que secuestraron una pistola Browning calibre 9 milímetros cargada y con la numeración suprimida y dos motos azules, una Honda 300 y otra Brava Altino 150.
Asimismo, los policías se incautaron de un chaleco negro similar al que portaba uno de los dos “motochorros” que quedaron registrados en una cámara de seguridad, tres teléfonos celulares y un neumático trasero. Ambos llegaron al juicio con prisión preventiva tras el pedido del fiscal que fue avalado por el juez de Garantías 8, Gabriel Vitale.