Un juez penal dictaminó que no es delito mostrar los pechos


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El juez penal de Necochea Mario Juliano desechó las actuaciones que la policía de esa ciudad inició después de que tres mujeres mostraran sus pechos en la playa y algunas personas llamaran al servicio de emergencias 911 para que la policía echara a las mujeres, tal como terminó ocurriendo. “La defensa irrestricta de las libertades me lleva a posicionarme en favor de las mujeres que decidieron descubrir sus pechos, del mismo modo que apoyo las manifestaciones (tetazos) que ocurrirán en los próximos días en defensa de los derechos”, dijo el magistrado.

“En primer lugar dispuse el archivo de las actuaciones, ya que desde mi perspectiva los hechos carecían de relevancia contravencional. La norma que podría sancionar este tipo de hechos se refiere a actos obscenos que afecten la decencia pública. Tal como se comprenderá, oincidir acerca de qué es lo que significa un acto obsceno o en qué consiste la decenccia pública es una tarea imposible de lograr. Pero, independientemente de ese aspecto legal, lo cierto es que el hecho que una mujer descubra sus pechos no representa un acto objetivamente lesivo para terceros y, por ende, se encuentra exento de la autoridad de los magistrados”, dictó el magistrado.

El hecho en cuestión ocurrió el fin de semana pasado en Necochea cuando Marina, una doctora, estaba tomando sol sin la parte de arriba de la malla, situación que horrorizó a algunas personas que insólitamente llamaron al 911 para que ella y dos mujeres que la acompañaban -una de ellas la madre de Marina- fueran expulsadas de la playa. Aunque las tres se pusieron sus mayas después de que 20 uniformados se hicieran presentes en la playa, la policía las echó.

“La única teta que molesta es la que no se puede comprar”. Con esa consigna, varias organizaciones proponen un “Tetazo” para el 7 de febrero en el Obelisco porteño. La movida será replicada en ciudades como Mar del Plata, Córdoba y Rosario.  

El juez Juliano reclamó, además, que la legislatura bonaerense reforme el Código de Faltas en general, y “particularmente su artículo 70, que es el que reprime a los actos obscenos. El Código de Faltas, vigente desde marzo de 1973, es una verdadera rémora autoritaria y los bonaerenses nos merecemos contar con una herramienta legal adecuada a una sociedad moderna, que contribuya a la convivencia y el uso igualitario de los espacios públicos”, dijo el magistrado.

“La cultura occidental se escandaliza frente a la tradición de algunos pueblos musulmanes que obligan a las mujeres a cubrirse el rostro en público con un velo, del mismo modo que sonreímos superados cuando vemos fotos de las primeras décadas del siglo XX que nos muestran a bañistas mujeres enfundadas en trajes que apenas dejaban ver sus manos y sus pies, pensando para nosotros mismos sobre la ridiculez de ciertas costumbres”, dice el juez Juliano en una columna que escribió para www.cosecharoja.org y cuyos dichos ratificó en una entrevista realizada esta tarde en radio Del Plata.

“Los seres humanos somos los únicos integrantes del reino animal que tenemos serios problemas para convivir con nuestros cuerpos y que hacemos de esas dificultades un buen motivo para enfrentarnos y guerrear. El color de la piel ha sido el tradicional argumento para desatar verdaderos genocidios. El sexo con que nacemos influye en nuestras vidas y determinará que en lo sucesivo tengamos mayores posibilidades de ser objeto de violencia o menor acceso a las oportunidades. Los rasgos aindiados de las facciones serán un obstáculo para trasponer algunas fronteras geográficas”, enseña el juez que mandó a archivar las actuaciones policiales.

“Los conflictos con el cuerpo han sido relacionados con la curiosa noción de la moral pública, que aún sin conocer su significado y sus alcances, ha sido uno de los potentes argumentos para imponer una forma de vida a personas que no comparten los gustos de quienes deciden qué es lo que debe entenderse por ese concepto. La moralidad pública no se agota en una mera discrepancia sobre los gustos personales y formas de posicionarse frente a la vida, sino que se traslada al ámbito penal para reforzar las ideas de quienes tienen la posibilidad de regular nuestros comportamientos, sancionando con penas de arresto o prisión a los que se opongan a la visión oficial.”


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