El diario Clarín publicó la historia de Nicolas Chietino, un futbolista de 33 años oriundo de Almirante Brown quien luego de hacer inferiores en Argentina y tener un reccorrido por diferentes clubes del ascenso en España y en Polonia, fue contratado a los 33 años para jugar la fase clasificatoria de Champions para el equipo Licoln Red de Gibraltar.
Nicolás Chietino, argentino de 33 años nacido en Longchamps, formado en Argentinos, con pasado en Temperley y en el ascenso de España, es noticia en medios nacionales e internacionales . Es que el futbolista de Almirante Brown es uno de los argentinos priviligiados en jugar la presente edición de la Champios League, el torneo más prestigiosos de clubes a nivel mundial. El jugador fue contratado por el Lincoln Red, de Gibraltar para jugar la fase preliminar de Champions de la nueva temporada que incia en Agosto.
Para remitirse a la singular historia de este caso conviene bucear en los antecedentes inmediatos del futbolista. El último paso del mediocampista había sido en la Primera División de Polonia. Un día recibió un llamado de un conocido. “Era Raúl Procopio, quien me conocía del ascenso español. Me preguntó si me interesaba jugar la previa de Champions en junio y julio. ‘Por supuesto’, le dije”, le comentó al diario Clarín desde el peñón. Entonces lo llamaron del Lincoln Red Imps. Se puso de acuerdo pronto. Firmó un contrato muy particular: por apenas dos partidos frente al Santa Coloma, por la primera eliminatoria de la temporada 15/16 de la máxima competición continental. “Vas a cumplir el sueño de jugar la Champions”, le dijeron. En eso anda…
Chietino admira a Mascherano, pero aclara que su único ídolo es su papá Guillermo. “El es el que me sigue apoyando. Siempre me acompañó y nunca se perdió un partido cuando yo jugaba en Argentinos. Es quien me guía para ser una persona honrada humilde y educada”, comenta, orgulloso. Aún no sabe qué sucederá después de esta experiencia en Gibraltar. Pero tiene una certeza: continuará jugando. Pero disfruta el ahora: comparte el tiempo con compañeros a los que recién conoce. Casi todos tienen otras ocupaciones. Hay policías, guardiacostas, empleados, integrantes de las fuerzas militares. Cuenta algunos casos: Ryan y Lee Casciaro son militares; un hermano de ellos, Kyle, trabaja en el puerto. Liam Walker, uno de los pocos que accedió al fútbol profesional y ahora está de regreso, tiene un empleo en la empresa constructora de su padre. “Todos trabajan. Acá hay más empresas que personas”, dice, en plena etapa de conocimiento.
El fútbol de Gibraltar cuenta una paradoja: su asociación fue fundada en 1895 (apenas dos años después de la primera competición oficial en el fútbol argentino, por ejemplo), pero recién fue incluida en el escenario europeo hace poco más de dos años. Hubo un día que cambió al deporte de este territorio para siempre. El 24 de mayo de 2013 el Peñón fue aceptado por la UEFA como un integrante pleno, como uno más, como Inglaterra o Alemania o Italia. Se celebró como un suerte de fiesta nacional. Eso le permitió, claro, participar de las competiciones continentales a nivel de seleccionados y de clubes. El gran paso: se abrieron las puertas de Europa.”Desde que la UEFA autorizó al seleccionado y a los equipos a participar se habla mucho más de fútbol. Se vive con expectativa cada presentación internacional”añadió el argentino.
En lo que respecta al fútbol que se practica en Gibraltar, cabe destacar que es la Liga del territorio menos habitado del continente. Se llama oficialmente The Premier Division, comenzó en 1905 y está compuesta por apenas diez equipos. El Lincoln es el vigente campeón y el más exitoso históricamente (con 21 títulos). “Son pocos, pero por lo que veo viven el fútbol con intensidad”, observa Chietino, casi a primera vista. Resulta otra herencia británica y de cierta influencia española. En el plantel unos y otros conviven sin traumas.
El Victoria Stadium, donde juega de local el Lincoln Red Imps en las fases preliminares de la Champions League, cuenta con césped artificial y tiene capacidad para sólo cinco mil personas. “Es muy prolijo, como todo acá en Gibraltar. Parece Inglaterra”, comenta Chietino. Su capacidad es enorme para la circunstancia (alberga a la sexta parte de la población total) y escasa en términos absolutos. Por esa segunda cuestión, Gibraltar debe mudarse regularmente cuando compite. Lo mismo le puede pasar al Lincoln si acontece el milagro de avanzar a otras instancias. El seleccionado y los equipos del peñón podrían jugar como local bien cerca, en la costera ciudad de Algeciras, pero España se niega. Es lógico: también se opone a la reciente inclusión en las competiciones europeas. Por eso, Gibraltar se traslada a otro escenario prestado: el estadio de Algarve, en Faro, a unos 250 kilómetros del Victoria Stadium.
En ese curioso y discutido rincón del mundo, un argentino anda cumpliendo el viejo anhelo. “En el partido de ida merecimos ganarle al Santa Coloma. Llegamos más. Fuimos mejores. Ahora, iremos de visitante. Pero con toda la fe”, fue su análisis. Este martes pasado, en Andorra, bien cerca del Camp Nou de los campeones, ese santuario de Messi, Chietino jugó la revancha, el encuentro de vuelta. Lo hizo del único modo posible: con esa alegría que acompaña a los deseos cumplidos. El resultado -esa victoria por 2-1 que significó la clasificación del Lincoln a la siguiente fase de la Champions League y resultó y resulta un hito para el fútbol del peñón- fue el perfecto desenlace.
Fuente y foto: Diario Clarín
Informe: Waldemar Iglesias para Clarín