Hace 18 años cuatro adolescentes murieron tras un incendio en una comisaria en Quilmes despertando un caso emblemático de violencia institucional que se denominó como “La Masacre de Quilmes”, en la que 10 policías fueron condenados pero ninguno pisó una prisión.
El hecho ocurrió en la noche del 20 de octubre de 2004 cuando policías ingresaron a las dos celdas de la comisaría 1era de esa localidad, que alojaba a 17 adolescentes, a quienes golpearon y sometieron a torturas. Lo sucedido derivó en la muerte de cuatro jóvenes que quedaron encerrados en sus celdas sin poder escapar de las llamas.
Por primera vez, este año, un tribunal ordenó que uno de esos ex efectivos sea enviado a una cárcel común, donde deberá permanecer hasta el 18 de octubre del 2031.
Se trata del exoficial inspector de la policía bonaerense Fernando Carlos Pedreira Catalonga (45), quien había sido condenado a 16 años de prisión en el 2015, año en el cual fue beneficiado con un arresto domiciliario en el que estaba monitoreado por una tobillera electrónica.
En un nuevo fallo firmado días atrás y al que tuvo acceso Télam, el Tribunal en lo Criminal 3 de Quilmes ordenó que se le revoque a Pedreira “la prisión domiciliaria bajo el Sistema de Monitoreo Electrónico, debiendo ser trasladado a una unidad penitenciaria para su alojamiento”.
Pedreira Catalonga fue condenado el viernes pasado en la Unidad Penitenciario 9 de La Plata, donde deberá completar la pena prevista hasta el 18 de octubre del 2031 por el delito de “vejaciones y tortura” en perjuicio a Elías Giménez (15), Diego Maldonado (16), Miguel Aranda (17) y Manuela Figueroa (17).
“Son todos culpables, tanto el que ahora fue preso, como el resto que nunca pisó una cárcel y que sigue en libertad. Ninguno hizo nada para evitar lo que hicieron con él, al contrario, le pegaron todos”, se lamentó Isabel, la madre de Manuel Figueroa, una de las víctimas de la masacre.