10 de cada 10 personas gestantes que tuvieron al menos un parto sufrieron situaciones de incomodidad. Del 16 al 22 de mayo se lleva a cabo la Semana Mundial del Parto Respetado, una serie de reivindicaciones sobre los derechos de las mujeres y los recién nacidos a la hora de dar a luz. En Argentina, tenemos una Ley desde el 2004 que busca erradicar la violencia en los nacimientos. ¿Se cumple?
Marcela Verryt es vecina browniana. Se define profesionalmente como doula, que son aquellas personas que acompañan emocionalmente a la mujer durante el embarazo, parto y/o posparto. Además se está formando como educadora menstrual y está cursando una Diplomatura en Género y Sociedad.
“La mayoría naturaliza la violencia obstétrica. No lo ven como violencia porque a todas nos pasó. Cuando se hablan de estos temas, enseguida se dice “a mi también me pasó”. Y se desacredita que eso sea violencia“, explica Marcela.
La violencia obstétrica es aquella que ejerce el personal de salud sobre el cuerpo y los procesos reproductivos de las personas gestantes, expresada en un trato deshumanizado, un abuso de medicalización y patologización de los procesos naturales.
La especialista explica a Brown On Line que “anulamos esa violencia con el “bueno, ahora pensá en tu bebé, pensá en otra cosa”. El problema empieza en no prestar atención a lo que las mujeres puérperas cuentan.”
En 2004, Argentina sancionó la Ley 25.929 del Parto Respetado. “La sanción de la Ley empezó a hablar de derechos. De derechos a no ser víctimas de violencia, tanto para quien está pariendo como para quien está naciendo”, explica Marcela y agrega que, de todas formas, “si no tenes el poder adquisitivo es muy difícil acceder a un parto respetado”.
“Cuando decimos “informate porque es tu derecho”, de esa forma seguimos responsabilizando a las personas gestantes. Como si fuera su obligación que el parto sea respetado. En lo que más tenemos que trabajar como sociedad es en entender que nuestros derechos no se pueden convertir en un negocio.”
Marcela explica que “un nacimiento es un proceso fisiológico. No necesitamos que nadie nos haga los partos: necesitamos que nos asistan.“
“Si lo primero que un ser humano recibe es violencia, cómo vamos a pretender que después que en el ámbito cotidiano de su sociedad no sea violento“, concluye la especialista.