En diálogo exclusivo con Brown Online Nicolás Tagliafico, una de las figuras que incorporó Independiente para el torneo largo de 30 equipos, nos confesó sus ganas de triunfar en el futbol grande e hizo un recorrido por su infancia en el Club Calzada.
Fue una de las novelas del verano. Banfield, el club que lo había formado y que, por entonces, era el dueño de su ficha había decidido poner en venta a una de sus joyas con el objetivo de acomodar un poco sus arcas, pero también para permitirle el desarrollo personal a un chico que dejó todo defendiendo esos colores.
Que se lo llevaba Boca, que lo había puesto como prioridad para armar un super equipo que después terminó formado. Que se lo arrebataba River, con la clara intención de reforzar aún más el plantel que venía de ganar la Sudamericana y también, quizás, para mojarle un poco la oreja al rival de toda la vida. Finalmente, y luego de par de idas y venidas fue el Rojo el que puso los ojos (y la plata) para llevarse a quien es considerado uno de los mejores laterales del país, con el objetivo de ocupar un puesto que hace años no tiene dueño fijo y para pensar en una “refundación” de la mano de figuras como él.
Nicolás Tagliafico es el claro ejemplo del futbolista que no se conforma con nada. Nació con ese don codiciado por millones de pibes pero que, lejos de conformarse con ello, se esforzó para exprimirlo al máximo y demostrar un profesionalismo y amor al futbol, solamente visto en las grandes jugadores.
De chico, supo dar sus primeros pasos en el Club Calzada, ciudad en la que aún hoy sigue viviendo y transitando. Resulta inevitable pensar que su amor por la pelota comenzó desde temprano: “A los 5, 6 años ya estaba jugando en el club, en una categoría más grande que la mía, y no recuerdo bien hasta que año jugué, pero sí que transité por todas las divisiones de allí. Fue una época muy linda que recuerdo de mi infancia, solo quería ir para jugar divertirme y estar con mis amigos”.
Si bien recuerda con nostalgia esos momentos, Tagliafico hace lo posible por no perder contacto con la institución y seguir visitando a su gente cuando el tiempo lo permite: “trato de seguir yendo al club, sobre todo aprovecho para ir de vez en cuando al gimnasio. Me hace bien y me recuerda viejos momentos, tendría que ir más seguido”.
Sin embargo, el club no sólo funcionó como un lugar de contención, esparcimiento y encuentro con amigos; también fue fundamental para forjarlo como jugador. En ese sentido, Nicolás remarca lo fundamental que es para un chico ir formándose dentro de ese ambiente: “fue muy importante la experiencia de jugar al baby futbol en el club, ya que desde chiquito estas con la pelota, competís con otros chicos y te vas armando como jugador, y destaco eso, la competencia de todos las semanas por ganar, si bien uno quería jugar y divertirse, desde chico quería ganar todo”.
Unos meses en Brown de Adrogué, le sirvieron para ir metiéndose en el futbol grande, hasta que la oportunidad llegó a través de su hermano cuando fue a probarse a Banfield. A partir de allí comenzó una fructífera carrera que incluyó la consolidación en primera, su participación en seleccionados juveniles y la gran chance de vestir los colores de Independiente de Avellaneda.
Los buenos resultados y su correcta actuación en lo que va del torneo lo está depositando dentro del corazón de los hinchas. Justamente en una institución que luego de haber pasado por tiempos turbulentos sueña en retomar la gloria perdida, y que para ello formó un equipo acorde a esa búsqueda: “La verdad que es un club muy grande y estoy muy contento de estar aquí. Noto que se están haciendo las cosas bien, la institución está creciendo y yo quiero crecer a la par del club, ser querido por la gente para poder dejar algo mío en independiente”.
El hecho de destacarse en su club seguramente le abra puertas que ni se imaginaba de chico cuando pateaba la pelota en Calzada. El jugador es consciente que el profesionalismo y la dedicación que le brinda a este deporte lo puede depositar en desafíos muy importantes para más adelante. Aunque, si bien está disfrutando de su presente, se permite una pausa para pensar un poco a futuro: “No voy a negar que tengo el deseo de volver a jugar en Europa, pero estoy tranquilo tengo que mentalizarme en hacer las cosas bien acá, después se verá”.