Las tareas de cuidado de niñez, adolescencia, personas mayores y con discapacidad durante la pandemia afectaron “de sobremanera a las mujeres”, según una serie de estudios que presentó el Ministerio de las Mujeres, Géneros y Diversidad de la Nación (MMGyD).
“Durante el aislamiento se limitaron todas las ramas de la economía menos los trabajos de cuidado. Estos informes dan cuenta de que estos trabajos no afectan igual a varones y a mujeres. Los niveles de desigualdad que se producen por género nos parecen crucial y es fundamental ponerlos en el centro de la escena“, destacaron.
Hubo dos preocupaciones principales que guiaron las investigaciones: por un lado, registrar cómo la situación ha afectado de sobremanera a las mujeres; por el otro, contribuir a pensar acciones estatales que busquen evitar estos sesgos para construir políticas y salidas de la crisis sanitaria y económica más igualitarias.
Una de las investigaciones, realizada por Catalina de la Cruz Pincetti y Lucía Scuro, recogió diversas iniciativas y políticas de los sistemas públicos de cuidado que se realizaron en Uruguay, Costa Rica, Chile y Argentina y destacaron “los efectos positivos de tener una institucionalidad de cuidados que trascienda las improntas de los gobiernos“.
Las investigadoras recomendaron “pensar en este contexto la contención, la reactivación y los pasos necesarios para construir sistemas integrales de cuidados en la región que sean desfeminizados, democráticos y desmercantilizados“.
Otro informe mostró que “durante el ASPO la mayor parte del trabajo doméstico y de cuidado se concentró en manos femeninas, y que gran parte de las mujeres vive una situación de sobrecarga de tareas que afecta su bienestar“.
El trabajo advirtió que la mayor demanda de cuidado genera tensiones para combinar trabajo remunerado y cuidado, “lo que puede empujar a algunas mujeres a abandonar la fuerza laboral o reducir sus horas de empleo para ocuparse del cuidado infantil“.
Sebastián Fuentes, que dirigió su estudio a autoridades educativas y mujeres en hogares de CABA, Gran Buenos Aires, Salta, Córdoba y Mendoza, identificó dos desigualdades principales: las condiciones de las madres frente a la exigencia escolar y las expectativas diferenciales de las mujeres sobre la escolaridad en la situación actual.
En el capítulo final, a cargo de Juan Manuel Ottaviano, el estudio encontró que las regulaciones dictadas durante la pandemia en América Latina “procuraron que el teletrabajo sirviera como una modalidad capaz de asegurar la continuidad laboral, sin identificar obstáculos y desafíos para el reconocimiento de los cuidados”, aunque destacó que “la nueva ley en la Argentina marcaría una excepción“.
En ese sentido, recomendó “evitar una profundización de la división sexual del trabajo e impedir que el teletrabajo refuerce las desigualdades de género en materia laboral”.