Una multitudinaria marcha reclamó a la justicia jujeña por tres femicidios registrados en los últimos 20 días en la provincia y exigió la renuncia del ministro de Seguridad provincial, Ekel Meyer y la titular del Consejo de la Mujer de Jujuy, Alejandra Martínez.
Roxana Mazala, de 31 años, fue envenenada en la ciudad de Perico por su pareja, que se suicidó; Iara Rueda, de 16, apareció semienterrada en un descampado de la ciudad de Palpalá el último lunes y Cesia Nicole Reinaga en Abra Pampa, el pasado 8 de septiembre, tras permanecer diez días desaparecida.
La multitudinaria marcha al grito de “ni una menos, vivas nos queremos” también fue en pedido de la aparición con vida de Gabriela Cruz, de 24 años, quien desapareció en la tarde del 24 de septiembre y desde entonces no se tienen noticias.
“No les importa nuestras vidas, renuncien”; “somos el grito de las que ya no están”; “a las mujeres no se la traga la tierra, las secuestran con la complicidad del Gobierno que no las busca”; “Queremos justicia”; “Si algún día no vuelvo, quemen todo”, decían los carteles que sostenían las mujeres en sus manos.
“El Estado está ausente, no busca a las niñas y mujeres desaparecidas porque no les interesa y solamente hace propaganda de medidas abstractas contra la violencia de género”, sostuvo Natalia Aramayo integrante de la Multisectorial de Mujeres de Jujuy, mientras se enfilaba a la multitud.
La activista sostuvo que “la gente no quiere más estos hechos”, al valorar las masivas manifestaciones en la ciudad Palpalá y otros puntos de la provincia “para decir que estamos juntas y esto se tiene que acabar”. “Gritamos fuertes, libres y sin miedo nos queremos”, enfatizó.
“La única manera que esto cambie es que declare la emergencia por violencia de género en la provincia”, sostuvo, para insistir en la renuncia del ministro Meyer y de Martínez. “Se tienen que ir y dejar de mentirnos”, acentuó.
La marcha de mujeres estuvo integrado por organizaciones sociales, estudiantiles, barriales y políticas que se unieron en pedido de justicia de respuestas por parte del Estado jujeño, bajo un clima de dolor e ira.