El número de merenderos en el conurbano bonaerense se incrementó junto con la demanda de asistencia alimentaria de padres de familia y ancianos, según un relevamiento realizado por la Defensoría del Pueblo bonaerense.
El relevamiento efectuado en los partidos de Almirante Brown, General San Martín, Moreno, Hurlingham, Lomas de Zamora y Florencio Varela, asegura que “existen familias que nunca habían pedido comida y que hoy sí lo hacen, una problemática que afecta a miembros de una clase media incipiente que en los últimos años dejó de serlo o que cayeron en la pobreza”, destacó el defensor del pueblo Guido Lorenzino.
El estudio asegura, además, que “donde antes era habitual la asistencia de jóvenes de hasta 16 o 17 años, hoy también recibe a personas de la tercera edad, abuelos y padres de familia. En algunos casos, reciben ahí la única ingesta de alimento que realizan”.
Advirtió, además que “la crisis y los problemas alimenticios se agravan en el caso de los niños: los centros de salud están registrando menores con bajo peso, y se ha incrementado el nivel de ausentismo escolar, ya que los padres no mandan a sus hijos a la escuela por carecer de zapatillas, ropa, útiles escolares, entre otros elementos indispensables”.
Este escenario generó que las familias “modifiquen su alimentación y en ese sentido bajó el consumo de carne y en los barrios, además, bajó de forma preocupante el consumo de leche, mientras aumentó muchísimo el consumo de la harina”, precisa el estudio efectuado mediante entrevistas a los habitantes de los partidos mencionados.
“Este combo produce obesidad en niños por el exceso de consumo de harina, o por falta de una dieta equilibrada. A su vez, las proteínas fueron sustituidas por arroz o fideos. A esta situación se suma que las madres dejan de comer para priorizar el alimento de sus hijos”, subraya la encuesta.
El impacto de la crisis “no es sólo material, sino que también tiene un efecto psicológico adverso” agrega el relevamiento y destaca. “Hay preocupación por no encontrar alternativas laborales y los hombres y mujeres se sienten muy castigados y cohibidos”.
“Por ejemplo, la vergüenza es el sentimiento más mencionado cuando se describe el estado en el que llegan los grupos familiares a los comedores”, afirma la Defensoría.
Además, reaparecieron los “carreros” que hacía mucho tiempo habían dejado de verse en las ciudades; chicos que salen a “cirujear”; y el resurgimiento del “tren blanco” para ir a la CABA.
“La situación social resulta cada día más grave, lo que se evidencia en que cada vez más familias piden alimentos. La inflación golpea a la gente pero también afecta a quienes gestionan en el nivel local. Por este motivo, hoy cambió la agenda de las organizaciones, que de solicitar acompañamiento para fortalecer sus acciones culturales comunitarias pasaron a demandar alimentos para los vecinos”, destacó Lorenzino.