Internas de la Unidad 31 del Penal de Mujeres de Ezeiza trabajaron en los últimos meses en un programa de adiestramiento de perros de asistencia, uno de cuyos ejemplares fue entregado en las últimas horas a Evelyn, una joven con discapacidad motriz.
Evelyn vive en San Justo con su abuela Nelly de 87 años, su hermana Camill y su papá Alejandro. Asiste durante la semana a un centro de rehabilitación en Palermo y está terminando la primaria. Se enteró por las redes sociales de este programa gratuito y solicitó ayuda al Servicio Penitenciario Federal.
“Hace seis meses conocí a Eva y fue amor a primera vista. Ella me ayuda con cosas que no puedo agarrar o cuando necesito alguna ropa ella va y me lo trae. También me asiste cuando tengo que abrir las puertas o apagar la luz y estoy complicada”, contó la niña, que se moviliza en silla de ruedas.
La monja estadounidense Pauline Quinn es la madrina del programa de adiestramiento de perros en cárceles “Huellas de esperanzas”, y fue la encargada de entregar el 26 de abril a la perrita Eva, durante un acto realizado en el Penal.
La religiosa Quinn creó en 1981 el “Dog Prision Program”, en Estados Unidos, un proyecto que tiene por finalidad capacitar a internos de cárceles en el adiestramiento de perros de servicios para ayudar a personas discapacitadas mediante la entrega de perros entrenados que servirán de guía en sus necesidades cotidianas.
“Vengo a Argentina desde el 2009 para colaborar con estos exitosos programas de rehabilitación que ayudan a muchas de las personas que están involucradas. He visto a Eva crecer desde que era una cachorra y veo lo mucho que hicieron las internas de Ezeiza con ella, que comenzó a aprender junto con las internas las habilidades necesarias para esta tarea”, afirmó la monja.
“Estoy segura de que la interna de Ezeiza que entrenó a Eva siempre recordará las cosas positivas que ha hecho para ayudarla y a su vez le va a ayudar a ella misma encontrar un propósito en su vida; aúnque el mayor propósito es ayudar a las personas con discapacidad a recibir perros que los asistan”, explicó Pauline.
Huellas de Esperanza
Huellas de Esperanza es un Programa de Adiestramiento de Perros en Cárceles del Servicio Penitenciario Federal, que se aplica desde el año 2010.
Frente a la certeza de que cada vez son más las capacidades que la medicina les reconoce a los animales para complementar el tratamiento clínico de una gran variedad de enfermedades físicas y psicológicas como psicosis, trastornos de conducta, agresividad, depresión, problemas de lenguaje, parálisis cerebral, enfermedades cardiovasculares, fobias, esclerosis múltiple, síndrome de Down, dificultades motoras múltiples, ceguera, hipoacusia, y hasta el cáncer y el sida son algunos de los males en los que el contacto con los animales pueden marcar la diferencia del abordaje, la calidad de vida del paciente y hasta del tratamiento. Así surgen: la terapia asistida por animales y los animales de asistencia.
“Argentina es el único país donde, desde el Estado, se aplica este programa de inclusión. El adiestramiento de cada perro dura alrededor de un año o año y medio y es llevado adelante por los internos y el personal especializado que se formó en la UBA “, confirmó Julio Cepeda, coordinador del programa.
Los equipos están conformados, también, por un veterinario, un médico clínico, una asistente social y una psicóloga.
“Toda persona que quiera tener un perro de asistencia se contacta con el servicio penitenciario, se registra y toma contacto con el área social. Luego los visitamos en su casa con los trabajadores sociales, le realizamos una encuesta y charlamos sobre la aplicación del programa”, añadió.
En la actualidad esta experiencia se reproduce en tres penales: el de la Unidad 31 de Ezeiza (de mujeres) y la Unidad 19 de Ezeiza (de hombres adultos); y en el Complejo Penitenciario Federal II de Marcos Paz, de jóvenes adultos de 18 a 24 años, de Marcos Paz.
Mirá a la monja madrina del Programa de Adiestramiento