El jefe de la Unidad de Terapia Intensiva de la Clínica Olivos responsabilizó este martes al neurocirujano Leopoldo Luque y a la psiquiatra Agustina Cosachov por el traslado de Diego Armando Maradona a la residencia del barrio cerrado San Andrés, en Benavídez. Fernando Villarejo consideró que «debía hacerse otra cosa» luego de que el astro fuera intervenido quirúrgicamente por el hematoma subdural. Luque está acusado de «homicidio simple con dolo eventual»
«Maradona presentó un síndrome de abstinencia en el posoperatorio y yo recomendé no sedarlo, pero Luque optó lo contrario. Diego estuvo sedado 24 horas y le fueron bajando la dosis hasta llegar a la externación», señaló Villarejo durante su testimonial en el Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) N°3 de San Isidro.
En este contexto, el facultativo explicó que el astro «debía continuar el tratamiento en otro centro de rehabilitación», a la vez que agregó: «Era un paciente muy especial y era difícil dominarlo. Se hacía lo que él quería». Además, se mostró «arrepentido» de atender al ex capitán de la Selección Nacional de fútbol porque «le dieron muchas concesiones» durante su estadía en la Clínica Olivos como por ejemplo «las visitas en medio de la cuarentena por el coronavirus con restricciones que no se cumplieron» por parte del sanatorio.
“Luque prohibió el ingreso de los médicos que iban a evaluar a Maradona: el doctor Mario Schiter y una psiquiatra que habían contactado las hijas y llegaron hasta la clínica. Es algo extraño y extemporáneo que sucediera», sostuvo el testigo ante el Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) N°3 de San Isidro, integrado por los jueces Maximiliano Savarino, Verónica Di Tommaso y Julieta Makintach.
Según, el facultativo, Schiter y la psiquiatra “iban a evaluar para ver si, después, iban a trasladar a Maradona a un instituto de rehabilitación para una persona con los problemas de Diego. Que tenía, además de rehabilitación motora, una problemática neurológica” y de abstinencia.
“Sabíamos que Maradona estaba internado en otra institución [el sanatorio Ipensa de La Plata] y, como se había sentido cómodo en otra internación en la Clínica Olivos, nos contactaron. Hablamos con Luque, que era el médico de cabecera de Maradona”, dijo Villarejo.
Después agregó: “Nos parecía que el hematoma subdural no era tan categórico, pero como su médico de cabecera la pedía [por la operación]. [El hematoma] Daba la impresión de que no era agudo y llevaba más de diez días. El hematoma subdural, cuando es agudo, es muy blanco y cuando es subagudo se ve gris y después negro. No es de buena práctica someter a un paciente a una cirugía sin los estudios prequirúrgicos. Se hizo porque todos sabíamos quién era el paciente. Lo decidió su médico de cabecera. Nosotros sugerimos que se le hiciera un electrocardiograma y un análisis de sangre. Con personas como Maradona, eso puede pasar, pero debería ser al contrario”.