Hoy, 27 de julio, es el Día del Perro Callejero; una fecha que nació en 2008 y que busca sensibilizar a las personas acerca de la situación que viven los perros que enfrentan la vida en las calles alrededor del mundo y, que además, llama a la toma de conciencia respecto a su situación.
La elección del mes de julio no fue casualidad ya los animales sin un hogar sufren intensamente las inclemencias del tiempo al no tener un lugar donde resguardarse por las bajas temperaturas cuando acontece dicha temporada del año.
En Almirante Brown, las organizaciones “Patitas Glew” y “Callejeritos Brown”, días tras día se mueven para salvarle la vida a miles de perros que han sido maltratados y luego abandonados y que, con mucha voluntad y compromiso, buscan que los animales puedan ser adoptados por personas responsables no sin antes ocuparse de brindarles la atención médica necesaria para recuperarlos ya que muchos son encontrados con riesgo de muerte.
En la actualidad, en Argentina existen leyes contra el maltrato animal, entre las que se destaca la Ley 14.346 del Código Penal que considera a la crueldad como un delito. La misma dicta: “Será reprimido con prisión de quince días a un año, el que infligiere malos tratos o hiciere víctima de actos de crueldad a los animales”.
La falta de responsabilidad, el problema
“La situación de todos los perros que encontramos es deplorable, hay mucho abandono, muy poca colaboración de la gente a nivel económico por la situación que estamos viviendo como país, pero también falta la voluntad y el compromiso de ser dueños responsables: llevar a castrar de forma gratuita en los centros de zoonosis. Cada vez nos encontramos con casos más horribles que otros”, reflexionan desde Patitas Glew, una asociación civil sin fines de lucro que trata de rescatar perros de la calle.
Claro que esa política de rescate encuentra un cuello de botella en la adopción. “Nosotras como agrupación nos encontramos muy trabadas. Ya que la mayoría quiere adoptar cachorros, nosotras hacemos mucho hincapié en que tengan terrenos cerrados, vacunen y castren, pero la mayoría no está de acuerdo, o si adoptan cachorros a los meses se encuentran con que no están preparados para toda la responsabilidad que lleva. Nos comprometemos a ayudar con adiestramiento o en las cirugías y tratamiento. Estamos muy encima de los adoptantes”, dice desde Patitas Glew.
“Actuamos buscando un tránsito lo más rápido posible, coordinamos irlo a buscar nosotras y una vez que lo tengamos nosotras lo llevamos al veterinario donde le hacen análisis completos, revisión, en el caso de que sean cachorros que no hayan castrado llevamos a castrar, y todo de cero nuevamente”. Brenda, de “Patitas Glew”.
La mayoría de los perros rescatados son adultos, de tamaño grandes o medianos, y eso complica la adopción. “Para ellos nos cuesta más conseguir adopción. Nos hablan durante días antes de confirmar la adopción, nos ilusionamos con que van a conseguir familia y de repente nos dejan de responder.”, cuentan.
La asociación confecciona un contrato de adopción que implica el pago de una multa ante la devolución del animal, hacen un seguimiento de por vida, y con un período de adaptación los primeros días. “Nos comprometemos a ayudar a los adoptantes en lo que necesiten. Ahora estamos teniendo una taza más alta de devolución después de meses adoptados, o porque se mudan, no pueden tenerlos más. Este año nos están llegando mucho más alertas que el año pasado, pero a comparación del año pasado estamos priorizando más los rescates y no rescatando tantos perros. Porque no tenemos un refugio y dependemos de la ayuda de hogares de tránsitos, que en estos momentos nos hacen mucha falta, también por la ayuda económica y los gastos elevados en veterinarias.”