Por Luna Mancini
Con la finalidad de cuestionar el paradigma actual de alimentación y para producir sus propios alimentos, la Escuela de Educación Secundaria número 17 de Burzaco llevó a cabo la recuperación de un espacio exterior abandonado para convertirlo en una huerta escolar, en una actividad que realizó toda la comunidad educativa.
“Cuando ingresamos era un desastre, estuvimos limpiando hasta después de las vacaciones de invierno”, contó a Brown On Line María Luciana Damonte, profesora de Ciencias Naturales y Biología de la escuela.
El proyecto surge para tratar la problemática de la alimentación, en especial el consumo de alimentos ultra procesados en los adolescentes y sus consecuencias, y se apoya en la necesidad de querer recuperar un espacio que se encontraba abandonado y cerrado desde 2007 aproximadamente, debido a la gran cantidad de pastizales y basura que había.
Para la puesta en marcha de la huerta, la 17 recibió elementos de jardinería, plantines y tierra de parte de la Secretaría de Ciencia y Tecnología y Educación de Almirante Brown ya que no contaban con la posibilidad de comprarlos.
A las colaboraciones se sumó también la Granja Municipal de Almirante Brown que dio charlas de asesoramiento sobre cómo armar canteros y en qué lugares era conveniente colocar algunas plantas.
Pero a lo largo del proyecto y cuando los materiales se hicieron posibles, la escuela sufrió un robo de los elementos que más estaban utilizando, lo que llevó a iniciar una campaña de donación de los vecinos y vecinas.La agrupación “Brown Verde” no se quedó atrás a la hora de dar una mano: juntaron palas, rastrillos, carretillas y plantas autóctonas.
“El proyecto es transversal y muy motivador porque los chicos quieren participar y trabajar en este nuevo espacio. Además estamos produciendo lo más importante que son nuestros propios alimentos, lo cual es un aprendizaje a futuro para ellos”, expresó la profesora Luciana.
Alumnos de la escuela fueron poniendo manos a la obra para pintar la huerta y regar de las plantas en algunas horas libres o incluso proponen ir los fines de semana. Saben que el armado de la huerta para la comunidad educativa es un trabajo de mucho esfuerzo, dedicación y compromiso y lo hacen también con la esperanza de que la idea prenda en otras escuelas, en otros alumnos, en otros docentes, porque saben que en los despojos también es posible encontrar la maravilla.