Bajo el lema “la carne puede estar más barata” ya días de que la cadena cárnica aumente sin razón el 20 por ciento todos los cortes, la Unión de Trabajadores de la Tierra (UTT) abrió el sábado en Avellaneda la primera carnicería bovina agroecológica, a precio justo, en forma masiva. En unas horas vendió casi 2000 kilos de carne producida con criterios ecológicos por productores pequeños y medianos.
Se trata de la primera de diez carnicerías que esa entidad tiene planeado inaugurar y donde se vende carne de calidad superior a la que puede conseguirse en las carnicerías tradicionales, con precios que, en varios cortes, resultan más económicos. “Vendimos todo lo que teníamos”, explicaron los organizadores, que atienden de lunes a sábados de 8 a 18 en Arredondo 3359, de Sarandí.
Los cortes se consiguen a los siguientes precios: Asado y Roast beef $ 650; Bifes ancho y angosto a $ 660; Paleta y Tortuguita a $ 670; Lengua a $ 530; Riñón a $ 450; Hígado $ 180; Falda $ 650; Tapa de asado y asado americano a $ 740; Colita de cuadril y Matambre a $790; Lomo a $ 860; Bola de lomo $ 780; Cuadril $ 730; Osobuco a $ 500; Espinazo a $ 200 y Corazón a $ 240, entre otros precios.
El ganado vendido en Avellaneda está criado al aire libre, de la pastura natural de su ambiente. No reciben hormonas ni antiparasitarios. El resultado es un alimento más nutritivo, libre de sustancias tóxicas, y muy diferente de la carne de animales confinados en un ambiente artificial de dimensiones reducidas y alimentados con granos transgénicos.
“Otro modelo es posible”, explicó a Página/12 Juan Pablo Della Villa, secretario de Comercialización de la UTT. “Nosotros también somos el campo”, enfatiza al momento de los discursos del acto inaugural. Esa consigna guía a los productores de la Red Nacional de Municipios Agroecológicos (Renama), que comercializan su carne en los puntos de venta de la UTT. En tanto la faena queda en manos del histórico frigorífico SUBPGA, recuperado por sus trabajadores.
“La comida no es una mercancía, es un derecho humano y es rector en nuestra vida”, dijo Nahuel Levaggi, referente de la UTT, quien además preside el Mercado Central. “Otro modelo de producción y comercialización es posible, esto es real, pudimos articular la producción, a un frigorífico y la cadena minorista”, dice Nahuel. “Nosotros defendemos nuestra soberanía alimentaria. Porque tenemos que producir para el mercado interno, y también para la exportación, alimentos sanos, seguros y sabrosos”.
Calidad, salud, precios
La carne está generada en un sistema pastoril, diferente a las vacas alimentadas a grano, considerando un detalle: el rumen de la vaca no está preparado para digerir granos. “No es muchísimo más barato, pero prefiero pagar calidad y no remedios, porque si uno se alimenta mal, termina enfermo”.
La carne agroecológica “es más sabrosa, tiene otra coloración y es más firme” describe Jorge Themtham. Se consolidó como criador de hacienda a pasto y se decidió a integrar la red Renama en 2015, “cuando muchos productores quebraban”. Buscando una alternativa apareció la agroecología –repasa–, “y gracias a eso seguimos produciendo”. La hacienda que crían se alimenta a pasto. Eso les da “la tranquilidad de estar haciendo algo bueno para la salud de la comunidad”.
“No queremos producir un alimento caro para pocos, sino carne sana para todos y todas –destaca Themtham– . Y no es que somos buenos y la regalamos, también ganamos. Pero producimos en familia y vendemos sin intermediación”. Oscar Nintiguia, del municipio de San Martín, fue contundente: “El modelo se encarga de ocultar lo que comemos, cómo se produce y cómo se forma el precio, ese modelo económico no busca el desarrollo soberano”.