Un grupo de no más de 30 barrabravas de Cañuelas que hasta entonces no había podido entrar al estadio del Tambero desató esta tarde una lluvia de piedras desde la calle y debieron suspender el partido que Cañuelas, en su cancha, empataba con San Martín de Burzaco 0 a 0.
Bebiendo cervezas y golpeando el bombo, el grupo conformado por una mayoría de hombres y por algunas mujeres, desató una lluvia de piedras contra la delegación de San Martín de Burzaco. Dos veces debieron suspender el partido y finalmente, a los 62 minutos del primer tiempo, el árbitro Magallán dio por suspendido el juego.
Casi en el mismo momento, la policía, insólitamente, dejó entrar a los agresores a la cancha. “Así no se puede jugar, estás pendiente de ver si te tiran piedras. No están las condiciones para jugar”, dijo Federico “Ruso” Scurnik, arquero y capitán de Sanma.
Como era obvio, el jefe del desastroso operativo policial, no brindó las garantías ni adentro ni afuera de la cancha y el juego por la fecha cuatro de la Primera C debió suspenderse. “Es preferible esto antes de que pase algo peor”, declaró Nahuel Benavente al programa Sanma Una Pasión.
“Es una vergüenza total lo que ocurrió acá. Fue un desastre el operativo policial. No pueden controlar a 30 personas que pueden lastimar a gente que está jugado el partido o mirándolo”, dijo Gabriel Ostanelli, presidente del equipo de Burzaco.
Respecto de los minutos jugados, Sanma se mostró en buen nivel, atacó, pudo haber convertido en varias ocasiones pero se fue con el gusto amargo de poder jugar el partido.