Después de la denuncia pública de la actriz Araceli González, que salió remarcar que su madre no puede tener acceso a un medicamento para tratar el Lupus, una enfermedad autoinmune que afecta varias partes del cuerpo, como las articulaciones, la piel y los riñones, se encendieron las alarmas de una serie de faltantes de medicamentos en nuestro país y el sindicato que agrupa a farmacéuticos salió a denunciar que la falta se debe a un modo de presionar de los laboratorios que persiguen el objetivo de que el Gobierno elimine la Ley de Genéricos.
“Si sacan la ley de genéricos esto va a empeorar: los precios se van a disparar aún más y se van a perder puestos de trabajo porque de los 350 laboratorios van a quedar 100. Los laboratorios internacionales quieren voltear esta ley y presionan al Gobierno porque ellos quieren que los médicos receten su marca y no un genérico. Va a ser un perjuicio para el sector -porque se va a achicar- pero también será un perjuicio para el país”, denunció Marcelo Peretta, del sindicato de farmacéuticos y bioquímicos de la Argentina.
Respecto del Pami, contó que se renovó el contrato con la obra social nacional, pero denunció que existe “una evidente falta de política farmacéutica que hace que todo caiga en manos de los laboratorios. Los faltantes de medicamentos van a seguir ocurriendo en tanto no se cambien las políticas y no se les diga no a los laboratorios internacionales, que son muy poderosos”.
Hace un mes, el ex ministro de Salud, Ginés González García, -principal impulsor de esa ley de genéricos- denunció que no era posible interrumpir el tratamiento de tuberculosis porque los vacilos que impulsan la enfermedad ganan terreno sobre la salud del paciente, que nunca recupera ese “tiempo perdido”. Los medicamentos para esta patología se vieron afectados por la falta de provisión del Gobierno a instituciones públicas, el hospital Gandulfo de Lomas de Zamora por caso.