A casi siete meses de la interrupción del servicio de trenes que partía desde Alejandro Korn hasta Chascomús ni la empresa Trenes Argentinos, que depende del Ministerio de Transporte de la Nación, ni el propio ministerio que conduce Guillermo Dietrich, que fue quien decidió interrumpirlo por fallas en el sistema de señalamientos y telecomunicaciones -que depende de Ferrobaires-, tienen una fecha cierta de la reanudación del servicio.
Trenes Argentinos no tiene en mente el retorno del servicio. Si lo repone, lo hará dependiendo del tren que corre hasta Mar del Plata, que tampoco está funcionando desde que una inundación desbordó el río Salado y provocó la rotura del puente de la localidad de Guerrero.
Varias razones explican el parate del servicio, a pesar del reclamo no sólo de los habitantes del sur del conurbano, que se conectaban con el esparcimiento que le generaba Chascomús, sino también de los mismos habitantes de la ciudad de la laguna. Desde la ONG Amigos del tren denunciaron que el intendente local, Javier Gastón, creador de la frase “el tren trae inseguridad a Chascomus”, es dueño de una empresa de combis y es el principal impulsor de la cancelación definitiva del tren.
El servicio de combis cuesta tres veces más que el pasaje de tren Chascomús-Constitución, que salía 100 pesos.
A finales del año pasado, el Gobierno Nacional había anunciado que para la temporada de verano Mar del Plata tendría su clásico servicio de tren. Pero las pruebas mostraron falencias varias que determinaron una demora de 10 horas entre Mardel y Plaza Constitución. La vuelta podría producirse para marzo, con apenas dos servicios diarios. Pero respecto del servicio a Chascomús, varias asociaciones que impulsan el retorno del tren sospechan que el gobierno no tiene interés en mantenerlo, más bien persigue su extinción.
Dos trenes unían Chascomús con Alejandro Korn, por un costo de 25 pesos. Pasaba por Altamirano, Jepenner y Brandsen y servía también a los habitantes de San Vicente. Ellos, y cientos de miles de vecinos de muchos lugares se preguntan cuándo. Una respuesta que ni el gobierno nacional ni la empresa están preocupados por dar.