Luego de sufrir una fuerte represión de parte de la Gendarmería, los trabajadores echados de la gráfica Artes Gráficas Rioplatense, perteneciente al Grupo Clarín, no se movieron de la puerta de la planta de Pompeya a fin de que alguien les de una respuesta. El delegado de la Comisión Gremial Interna, Ezequiel Gatti, recibió tres impactos de bala de goma.
A los 380 despedidos por el Grupo Clarín los acompañó Hebe de Bonafini, presidenta de Madres de Plaza de Mayo. La emblemática defensora de los Derechos Humanos, decidió acercarse y darles su apoyo.
La represión se produjo mientras el personal nucleado en la Federación Gráfica Bonaerense (FGB) escuchaba en asamblea “el resultado de la reunión que el sindicato mantuvo en el Ministerio de Trabajo”. En ese momento las fuerzas policiales reprimieron al personal cesanteado con balas de goma.
“Gatti recibió dos balazos en la cabeza y uno en la espalda y debió ser atendido en las inmediaciones del barrio por dos ocasionales enfermeras“, indicó Hasur, otro de los delegados, quien agregó: “Las fuerzas de seguridad no esperaron a que terminase la charla y cargaron sin más a bastonazos y balazos de goma”.
Hasur confirmó a Télam que los trabajadores ratificaron la permanencia en el lugar en rechazo de los 380 despidos “sin causa” y explicó que “la patronal decidió cesantear sin previo aviso”.
Por su parte Pablo Viñas, secretario general de la Comisión Gremial Interna, dijo en una improvisada rueda de prensa: “Es una verdadera vergüenza que las fuerzas de Gendarmería Nacional custodien los despidos en beneficio de la compañía”, y expresó que en el encuentro que el titular del gremio gráfico, Héctor “El Gringo” Amichetti, mantuvo esta tarde en la sede laboral de la Avenida Callao al 100 “no hubo respuestas y fue un verdadero fracaso”.
“Los dirigentes gráficos reclamaron a las autoridades laborales el inmediato dictado de la conciliación obligatoria para que se retrotraiga la situación al momento previo a la iniciación del conflicto y que intime a la firma a restablecer la producción”, señaló. “Sobra el trabajo en la planta de Pompeya. Se trata de un cierre trucho y de cesantías dispuestas para luego contratar gente precarizada y obligarla a cumplir tareas en negro. Clarín quiere imponer talleres clandestinos, cuando en el establecimiento están las máquinas más modernas de la región”, puntualizó Viñas.