Los argentinos son los más cabuleros de América Latina de acuerdo a un reciente estudio. El Mundial de Qatar 2022, como lo hace el fútbol argentino en general, trajo cientos de estrategias cabuleras un tanto insólitas que fueron respetadas ciento por ciento con un solo objetivo: traer a nuestro país la tercera Copa del Mundo. Aquí recorremos las prácticas donde interviene lo divinos, lo pagano, la creencia en un destino que puede torcerse desde un lugar tan mínimo como el de cada uno: rutinas forzadas para ayudar al equipo para lograr el triunfo.
LA LONGANIZA COMO PREVIA
Mauro “Coco” Cassín, vecino de Lomas de Zamora, compartió que “en la previa de todos los partidos de Argentina, me iba al sótano del edificio donde vivo y soy encargado, con otro vecino-amigo a comer unas rodajas de longaniza” que él mismo fabrica, y agregó que “lo empecé a hacer después de la derrota contra Arabia Saudita”. El ritual lo sostuvo acompañado casi todos los partidos a excepción de la final contra Francia, ya que “mi vecino no pudo estar pero yo no iba a romper lo que venía haciendo, así que bajé igual.” Cortó la longaniza con cuidado, finitas las rodajas, de forma lenta como se hace todo en un ritual. Solo después subió a su departamento: sabía que Argentina, ahora sí, iba a ser campeona del mundo.
GABRIELA: EN BÚSQUEDA DE UNA CERVECERÍA PARA AYUDAR A GANAR
Vecina de Monte Grande, Gabriela vio todos los partidos en distintos bares de la zona con una compañera de trabajo ya que la hora de la salida laboral se entorpecía con el comienzo de los partidos. Pero el partido contra Países Bajos le trajo una sorpresa: “Ese día no trabajé, entonces lo empecé a ver en mi casa. No estaban saliendo las cosas bien y de la desesperación me acordé dónde miré los partidos, en un bar”. En el entretiempo no dudó un segundo y caminó algunas cuadras para sentarse en un bar. Argentina ganó por penales.
EL ENCIERRO DE LEONARDO
El 24 de diciembre de 2021 Leonardo Gallaro levantó la copa con su familia y pidió su deseo: “Quiero que Argentina salga campeón del mundo”, dijo. Casi un año después, el domingo 18 de diciembre a las 14.30 se levantó del sillón de su casa de Temperley donde siempre ve los partidos (mismo canal, misma posición de todos los integrantes de la familia) y se encerró en el auto, con música a todo volumen, para no ver los penales contra Francia. Eso mismo había hecho en el juego contra Países Bajos y dio resultado. El pedido a su familia esta vez era que nadie le avisara si tal erraba u otro acertaba el penal, si Dibu ponía la manos en el lugar exacto o alguien le erraba al arco. Un volcán de ansiedad le corría por las venas. Inquieto, casi enloquecido, envuelto en música esperó un tiempo prudencial que parecieron eternos. Hasta que sintió los primeros gritos, los primeros petardos y supo entonces que los deseos se pueden convertir en realidad.
¿FALTAR A TRABAJAR?
Desde Ingeniero Budge, Lomas de Zamora, Maitén cuenta: “Trabajo en un local en Capital, y desde el partido contra México, decidí faltar cada vez que jugábamos porque me era imposible mirarlo ahí. Yo quería y necesitaba verlo en mi casa con mi papá, así sentía que le mandaba fuerzas a cada uno de los jugadores, y además así sí disfrutaba los partidos.” Contra Francia, por suerte, no debió faltar para ver a la Selección de Lionel Scaloni levantar la Copa del Mundo.