La fiesta que desató la Selección Argentina luego de derrotar 4-2 en los penales a Francia tras empatar injustamente 3 a 3 en los 120 minutos, se vive con intensidad por estas horas en los diferentes barrios de Almirante Brown.
En la estación de Longchamps, por caso, miles de personas se llegaron hasta la estación de trenes para desatar una merecida alegría colectiva que estiraron sobre el final de la tarde, más allá del sol de una tarde con un hermoso clima primaveral.
Lo mismo ocurre en Adrogué. Con epicentro en Plaza Brown, la gente se fue arrimando con fervor, con bocinas a tope, con niñas y niños felices, con espuma, con cantitos, con disfraces, con todo lo que diera rienda suelta a la fiesta.
Rafael Calzada y Claypole también salieron con todo a celebrar. Niñas y niños, personas de avanzada edad, todos salieron con algo celeste y blanco para apretar los puños y saltar con el hit nacional de La Mosca.
En Burzaco y apenas terminó el partido, la gente se acercó a la Plaza Belgrano, que en instantes eran una marea celeste y blanca, con la gente subida al monumento a la Bandera Nacional, donde la insignia albiceleste flameaba con el viento de la tarde soñada y en el puño apretado de algunos, en el abrazo entre vecinos, en las lágrimas compartidas de padre e hijo. Más tarde algunos incidentes opacaron lo que iba a ser una fiesta total.
En la Plaza Los Aromos de José Mármol se desató la fiesta. Allí instalaron el punto de aliento, donde pasó lo que en todos lados: emoción, sufrimiento, tensión y una extraordinaria liberación con el gol de penal de Gonzalo Montiel para desatar el grito merecido y total de Argentina campeón.