Un grupo de sujetos entró en horas de la noche a un centro de equinoterapia del Paraje La Lata, en el partido de Presidente Perón, cortó alambrados y se robó tres caballos entrenados especialmente para trabajar con chicos discapacitados.
“Rompieron el alambrado del costado de la tranquera, arrancaron los postes del corral y se llevaron los caballos. Esta es la tercera vez que nos roban caballos. Ahora nos robaron a Rayo, un caballo blanco; a Gato y a Lucero, que no era nuestro sino de una persona que nos lo prestaba”, le contaron a Brown On Line desde la Asociación Civil Mano Extendida, encargada de brindar ese servicio de forma gratuita.
El hecho ocurrió en horas de la noche en el Paraje La Lata, ubicado entre el kilómetro 6 y 7 de la Ruta 16, partido de Presidente Perón. El lugar se llama “Yanapay” y pertenece a la Comunidad Cristiana Zona Sur. Quienes puedan aportar algún tipo de información, ruegan lo hagan al celular: 11 32 32 13 55.
“Los vecinos vieron personas de a caballo, que suponemos que están armados, vienen en equipo. Son una organización que se dedica a robar caballos. No es la primera vez que sufrimos el abigeato. Hace unos años nos robaron dos yeguas”, dicen.
“Esperamos el rápido accionar de la policía. Sabemos que es complicado mover un caballo. Bueno, nos robaron tres. En algún lado tienen que estar. El tema que si no se actúa rápido, los pueden llegar a marcar, los maquillan y los perdemos para siempre”, dicen los integrantes de la asociación que brindaba el servicio gratuito de una actividad que resulta ser muy costosa.
Los caballos sustraídos están específicamente entrenados y son útiles para tratar a chicos con problemas motrices, retraso madurativo, TGD y retraso mental moderado, entre otros trastornos que mejoran con el trabajo de equinoterapia.
“Hubo chicos que han tenido avances enormes en la interacción con los caballos. Les hace muy bien equinoterapia. Además, es gratuito el servicio que brindamos. El tema es que cuesta mucho preparar al caballo para que sea manso y luego cuesta mucho generar un vínculo con los chicos. Es algo que nos va a costar mucho. Yo todavía no le conté a mi hijo que se robaron su caballo y no sé cómo se lo va a tomar”, cuenta un integrante de la asociación.
“No es tanto un tema de plata, sino de que nos sacan una herramienta que es de los chicos. Tenemos muchas personas que nos ayudan, nos donaron el terreno, los caballos y armamos el lugar con donaciones. Todo está hecho a pulmón y esto que pasó nos llena de dolor”, dicen.
El lugar funciona sin ningún tipo de ayuda estatal y con voluntarios. “Teníamos cuatro chicos anotados que iban a empezar mañana. Tenemos personal que trabaja ad honorem; traumatólogo, maestros, las madres y los padres y esto nos golpea muy duro”.