Cada 20 de septiembre se conmemora en la Argentina el Día del Jubilado, con motivo de homenaje para las personas retiradas de su trabajo. La fecha surgió un día como hoy pero en 1904, cuando se sancionó la Ley 4.349 que establecía un beneficio previsional para empleados públicos del Estado nacional.
Por aquel entonces, el presidente Julio Argentino Roca, que transitaba por su segundo mandato, dispuso la creación de la Caja Nacional de Jubilaciones y Pensiones, el primer instrumento que otorgó un ingreso para la clase pasiva.
Con la Ley 4.349, el Estado nacional empieza a otorgar seguros a la vejez a los estatales, los maestros, los empleados del Banco Nación y del Banco Hipotecario, personal judicial y de los Ferrocarriles Nacionales. Las cajas jubilatorias se acordaban entre el Estado y los sindicatos y las cotizaciones se hacían bajo la base de aportes tripartitos.
Eran estas cajas las que fijaban el monto de los aportes, como la edad jubilatoria. El beneficio se fue ampliando hacia otros sectores hasta abarcar a todos los trabajadores que en algún momento hayan realizado aportes por su actividad. En la actualidad, casi la totalidad de los argentinos mayores de 65 años cuenta con una jubilación o pensión.
Pese a los cambios y actualizaciones de los haberes, los jubilados en su mayoría constituyen uno de los sectores más vulnerables de la sociedad donde persistieron las dificultades para cubrir los gastos cotidianos.
Los orígenes del sistema previsional
“Como consecuencia de las fallas del mercado en la cobertura de los riesgos y la sustitución de la idea de la pobreza como problema privado”, por la otra como “problema social”, se produce la evolución del Estado liberal al Estado benefactor o social de derecho”, explica un informe de la Universidad Nacional de La Plata.
El análisis, desprende que “de los estudios de población en el mundo (Banco Mundial, 1994) surge que mientras en 1990 solamente el 9% de la población mundial tenían más de 60 años, para el año 2030 se estima que dicha participación se elevará al triple, arrojando un nivel de 1.400 millones de personas ancianas”.
Argentina es el primer país de la región que más destina parte del gasto público en jubilaciones, seguido por Bolivia, Brasil, Chile y Colombia. “Existen entre los ancianos, efectivamente, determinadas personas muy pobres. En general, se trata de mujeres ancianas que viven solas y que trabajaron poco tiempo o nada”, sostiene el análisis.
“Sin embargo, estudios empíricos han demostrado que en términos generales, en los deciles correspondientes a los niveles inferiores de distribución del ingreso, son proporcionalmente mayores los casos de personas jóvenes que los de los ancianos”.
El macrismo y las jubilaciones
Durante el 2018 la suba de los precios ascendió al 47,6%, y los haberes jubilatorios aumentaron un 28,5%: un retroceso de 19,1 puntos mientras que, en 2019, las jubilaciones quedaron relegadas un 4,5% contra la suba de precios de cerca de 55% y completaron un retroceso de poco más de 20% en los cuatro años en los que gobernó Mauricio Macri.
Durante la década del ’90, la jubilación mínima estuvo congelada en $150, e incluso durante el gobierno de la Alianza se redujeron las jubilaciones mayores a $574 en un 13%. Apenas Néstor Kirchner asumió la Presidencia de la Nación, dio un aumento por decreto, que llevó la Jubilación Mínima de $150 a $220 (+46%).
Año tras año, Kirchner realizó 14 aumentos por decreto, hasta la sanción de la Ley 26.417 de Movilidad Jubilatoria, que establecía dos aumentos de las jubilaciones por año, uno en marzo y otro en septiembre). Esta ley fue modificada por Macri en el 2017, provocando una masiva manifestación que fue seguida de una brutal represión a los jubilados y jubiladas.
Con la nueva Ley, el aumento en 2009 fue del 19,89%, en 2010 del 26,50%, en 2011 del 37,06%, en 2012 del 31,05%, en 2013 del 31,78%, en 2014 del +30,47% y durante 2015 del 33,03%. Así, desde 2003 al 2015 la jubilación mínima de la Argentina aumentó un 2.766%.
Descontando la Inflación más alta del país, que fue la de Tierra Del Fuego, en la cual no tiene incidencia el INDEC, el aumento real del poder adquisitivo de la jubilación mínima fue del 206%, es decír, con la jubilación mínima de 2015 se podían comprar 3 veces más bienes, que con la de mayo de 2003.