“Yo nunca bajé los brazos”, dice Kevin Cardozo. Y tiene razón. Esa fuerza acaba de darle un fruto que el joven del barrio Los Altos, de Longchamps, fue cosechando con paciencia durante una década de trabajo. Firmó su primer contrato como jugador profesional y ya juega en la Reserva de Lanús, el último campeón del fútbol argentino.
Kevin se inició, como la mayoría de los futbolistas que llegan a ser profesionales, en un club de barrio. El suyo fue el Inter del barrio Los Altos de Longchamps. Tenía cinco años y no soñaba con este presente. “Veía muy lejos eso de jugar de forma profesional, pero ahora me pasaron a reserva. Primero quiero consolidarme en reserva, agarrar confianza y poder dar el salto a Primera para no bajarme más. Yo no estoy tan ansioso de subir”, le dice a Brown On Line.
Kevin es un volante moderno, de esos que pueden ocupar con buen criterio cualquiera de los puestos del medio y hasta ha jugado de delantero. A Kevin lo dirige Ezequiel “Kelly” Carboni. “Es un muy buen DT, me habla mucho, sabe mucho del puesto”, lo define Kevin al DT de la Reserva. Soy un jugador mixto, puedo jugar en varias posiciones, pero me siendo más cómodo en el medio. A veces juego más arriba y me gusta”.
Lo primero que hace Kevin es agradecer. “Todos hicieron el esfuerzo en mi familia. Mis viejos son fundamentales en esto. Nunca me dejaron solo y nunca me presionaron”, aclara.
Tiene 19 años. Su camino en Lanús empezó a sus nueve años. Antes se había probado en Independiente pero le quedaba lejos el lugar de entrenamiento. Un día su vida cambió. Alguien de las infantiles del Granate lo vio jugar. “De Lanús me vieron en el baby fútbol y me llevaron”, cuenta. En el Grana se formó. Y lo agradece. “Me formaron re bien en Lanús, no sólo adentro de la cancha sino como persona; me enseñaron muchas cosas, a convivir por ejemplo. Además tuve muchos técnicos y aprendí de todos”, le dice a Brown On Line.
“Ahora hay que jugar rápido porque te comen los pies. Jugué tres partidos de titular en la Reserva. Pero de la Quinta división a la Reserva ya se nota el ritmo. Se juega muy rápido. El cambio es notorio”, dice Kevin. Para eso necesita acomodarse a esta nueva categoría.
La clave para el chico de Longchamps es entrenar. “El entrenamiento es fundamental, descansar y comer bien. Un jugador se priva de muchas cosas. No se puede salir y estar sin dormir porque eso se ve en la cancha. En el entrenamiento hay que estar al 100 por 100.”
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