Un paciente de PAMI internado en el Hospital Italiano amenazó hoy con cortarse el cuello con un vidrio al no obtener respuesta a un pedido de rehabilitación -que hizo a través de un amparo judicial- que le debe brindar su obra social, según resolvió la Justicia.
“El hombre se cortó el brazo, primero. Después, tras esconder un pedazo de vidrio entre sus ropas, quiso cortarse la yugular, con lo que estamos ante un intento de suicidio”, dijo a Télam Daniel Larrategui, del Programa Nacional de Acceso a la Justicia para la Discapacidad (Adajus).
Enrique Sosa Ibach, de 47 años, fue internado a fines de 2014 en el Hospital Italiano, donde le colocaron una prótesis de fémur y una doble prótesis de cadera, pero desde la última operación hasta la actualidad no logró un tratamiento de rehabilitación adecuado sino derivaciones a clínicas que nada tienen que ver con su necesidad.
“De una de ellas, que era neuropsiquiátrica, la directora de la institución se negó a retenerlo porque consideró que no era un paciente para permanecer allí”, sostuvieron los abogados.
El viernes pasado el Juzgado en lo Civil y Comercial Federal 2 a cargo de Horacio Alfonso notificó al PAMI sobre el estado de salud y la necesidad de recibir la cobertura que le permita rehabilitarse. Desde Pami informaron en ese momento que iban a elaborar una alternativa para resolver el problema de salud del paciente.
También aseguraron desde Pami que evaluarán el informe de los médicos forenses para estar en condiciones de notificar al juez “cuál era la propuesta de prestación para este afiliado”.
Durante el fin de semana, Pami y el Hospital Italiano elaboraron un preacuerdo para derivarlo al Centro de Rehabilitación de ALPI, que según anunciaron, iban a presentar por escrito ante el juzgado interviniente. Pero “el sufrimiento del paciente, víctima de la desatención de Pami, lo llevó a atentar contra su vida”.
“Estamos ante un caso desesperante porque ahora como quiso dañarse, lo trasladarán a una clínica psiquiátrica, otra vez; en vez de derivarlo a un centro de rehabilitación”, dijo Larrategui, quien dará intervención a la Defensoría.
Los padecimientos de Sosa comenzaron hace más de dos años, cuando después de sufrir un accidente automovilístico, su familia tuvo que presentar un recurso de amparo para “evitar que le amputen la pierna” en una clínica de Mendoza.
“Para que lo trasladen a Buenos Aires debió presentar otro amparo. Una vez operado en el Italiano, comenzó otro calvario: lograr la rehabilitación”, contó a Télam desde Mendoza Fernández Iermoli, que estimó que “si Enrique no hubiera tenido la familia que tiene, sin dudas hubiera muerto”.