Por Esteban Raies / Entrevista Natalie Silva
Caminar para despertar conciencia. Eso se propuso Julieta Santamaria, una joven nacida hace 25 años en Burzaco que desde Brasil atendió a Brown On Line para contar los detalles de su objetivo y revelar las aventuras de este viaje de 4000 kilómetros por la selva brasileña. “Es importante preservar el bioma de la mata atlántica, porque es un bioma devastado desde la época de las colonias. Hoy queda una parte mínima de ese bioma y es importante generar conciencia de su conservación”, dice.
Es la primera persona que recorrerá en este siglo el camino de la mata atlántica. Le quedan 10 meses por delante, dos pies que resisten, una cabeza que aprende y un corazón inquieto que no le teme a los sobresaltos. A tremenda travesía, Julieta le dice, sencillamente, “la caminada”.
La joven de Burzaco estudiaba logística y trabajaba en un almacén 24 horas. Hacía todo lo que se esperaba de ella, cumplía con todos, pero no era feliz. Entonces juntó dinero, un peso sobre el otro, para hacer un viaje. La Patagonia, pensó. No, mejor Brasil. Pero nunca había viajado allí y no conocía el idioma. Su familia le dijo lo previsible: que estaba loca. Era febrero de 2023 y la situación de la Argentina la desanimaba. Sacó el pasaje y se fue.
“Uno no cuida lo que no conoce. No tenía conciencia de muchas cosas que voy aprendiendo en el camino. Siento nostalgia pero estoy en un momento feliz de mi vida”
En Brasil hizo voluntariados, fue niñera y en noviembre de 2023 “la caminada” empezó a crecer en su cabeza mientras preparaba un viaje en bici. Habrá pensado que la vida está hecha también de renunciamientos. Entonces lo desarmó para armar otro viaje, más ambicioso; recorrer todo el camino de la castigada mata atlántica. Entrenó su cuerpo y su mente, caminó bajó la lluvia, fue por las trillhas con el soplete del sol y 40 grados de térmica. Pero sabría más adelante que es cierto aquello de que el camino es el verdadero maestro. “Me preparé física y mentalmente durante enero y febrero, pero no fue suficiente. Creo que la preparación la fui teniendo en el mismo camino, donde conocí muchas personas increíbles, lugares impensados, sitios que no sabía que existían, y siempre fui bien recibida”, le dice a Brown On Line.
Bajará hasta San Pablo, Paraná luego, Santa Cantarina y Río Grande Do Sul. “Llevo tres meses caminando y cada día es una sorpresa. Cada trecho es una victoria para mí y me emociona mucho. Llevo mil kilómetros caminando y completé todo el estado de Río de Janeiro ya y recibí mucho apoyo de todos”, dice.
En el camino fue encontrando voluntades. “Muchos querían acompañarme y fue super enriquecedor para mí. Una mujer se había puesto como meta hacer un trecho del camino conmigo y haberla ayudado en eso fue muy emocionante. Otra persona con la que caminamos durante días me dijo que estaba feliz de haberme acompañado porque se dio cuenta de que amaba caminar en la naturaleza. Siento que ayudo a los demás simplemente porque camino de una ciudad a la otra”, dice Julieta.
“Me gustaría conocer todo nuestro país que es hermoso porque ahora conozco más de Brasil que de mi propio país.”
A Julieta le pasaron muchas y le pasarán otras: caminó por lugares cerrados que debe abrir a punta de machete, se quedó sin agua, se le pegaron las garrapatas, le picaron avispas y hormigas, sufrió alergia, derrumbes, vio de cerca incendios. “Caminando sentís la diferencia entre los lugares deforestados y los que no. En lugares deforestados hay derrumbes porque el agua va a la suelo directo y arrastra toda la tierra junta, el calor es sofocante, no se puede caminar y casi no hay agua. En donde no hay deforestación hay muchas frutas y nunca vas a morirte de hambre si sabés reconocerlas. Por eso eso hay que generar conciencia”.
Instagram: @julisantta