Un hombre de 56 años fue asesinado a puñaladas y su cadáver hallado dentro de un tanque de agua en una casa de Villa Galicia, partido de Lomas de Zamora, y si bien en un principio su novia contó que lo habían matado cuatro ladrones que entraron a la vivienda, tras una serie de contradicciones terminó detenida como presunta autora de un homicidio agravado por el vínculo, informaron hoy fuentes policiales.
El hecho ocurrió ayer en una propiedad ubicada en Sáenz Peña 2178, esquina Boston, a 200 metros de la avenida Cerrito, donde a raíz de un llamado al 911, llegó a las 9 la Policía y halló asesinado en un tanque de agua en desuso al propietario, un hombre identificado como Juan Mangoni (56).
Según las fuentes, la novia de la víctima, Adriana Luzuriaga (50), le contó a los efectivos de la comisaría 8va. que todo ocurrió durante la madrugada del domingo, cuando ella y Mangoni descansaban y fueron sorprendidos por una banda compuesta por tres hombres y una mujer que entraron con fines de robo, todos con los rostros cubiertos con pasamontañas.
Siempre según la versión de la supuesta testigo clave, su novio ofreció resistencia y terminó asesinado a puñaladas por los delincuentes.
La mujer dijo que los asesinos la habían obligado a introducir el cuerpo de su novio en un tanque de agua en desuso de plástico, y cuando los efectivos notaron que el lugar había sido lavado, Luzuriaga explicó que los delincuentes también le hicieron limpiar la escena del crimen.
Peritos de la Policía Científica realizaron pruebas de luminol y detectaron que pese a haber sido lavada, la escena primaria del crimen había sido la entrada a la casa, en el living y, al retirar el mobiliario, detectaron que debajo de los muebles se había escurrido sangre que no había llegado a ser limpiada.
Voceros policiales indicaron que la mujer comenzó a incurrir en una serie de contradicciones, como cuando se desdijo de la versión inicial y aclaró que los asesinos no eran cuatro, sino solo dos, un hombre y una mujer.
También refirió que habían ingresado por los fondos, pero los investigadores determinaron que resultaba imposible en virtud de la altura de los muros que rodean la edificación. Luzuriaga también había dicho que cuando asesinaron a Mangoni se dio una pelea “a los gritos”, pero ninguno de los vecinos llegó a escuchar nada.
A su vez, se verificó que la casa poseía alarma y que estaba desactivada.
Pero lo que terminó por complicar a la mujer es que tanto el teléfono celular de la víctima como el suyo, que según su relato habían sido robados por los delincuentes, fueron hallados tirados en el inodoro.
Además, se secuestraron una computadora y una notebook bajo la ducha abierta del baño, en una clara maniobra por dañar los elementos donde podrían haberse almacenados las imágenes de las cámaras con la que contaba la propiedad.
Ante todo el cuadro de indicios y las contradicciones de su testimonio, Luzuriaga terminó detenida acusada del delito de “homicidio agravado por el vínculo”.
La causa estuvo al inicio a cargo de la fiscalía en turno, la Unidad Funcional de Instrucción (UFI) 11 de Lomas de Zamora, pero luego pasó a la órbita de la UFI 16 Especializada en Violencia de Género y Violencia Familiar, a cargo de la fiscal Marcela Juan.