Sobra material de archivo para demostrar hasta dónde fue capaz de llegar el gobierno del radical Fernando De la Rúa en 2001, en lo económico y en lo social: 39 personas asesinadas en su mayoría por la policía en todo el país dan cuenta de eso. Pero hay historias que no aparecieron en los diarios: cómo vivieron esos días de calor insoportable, corralito, desempleo, levantamiento popular, saqueos y ahorros confiscados los vecinos de Almirante Brown. A 20 años de esos hechos presentamos distintas miradas sobre esos días de economía rota, desempleo, ajuste del gobierno radical, represión y muerte.
Oscar Ortega, empleado, Rafael Calzada. “Había empezado desde hacía unos meses a trabajar en una cadena de supermercados. El 20 de diciembre estaba en mi casa del barrio San Jerónimo, de Calzada. Estaba de licencia. Fui parte de los que fueron a saquear a los chinos. No fue nada organizado, salimos a la calle a que se pudra, esa es la verdad. Estábamos cansados y por eso salimos a saquear a los chinos. Nos decíamos que eran una mafia, que no eran argentinos. Hicimos inteligencia entre los vecinos: mientras un grupo amagaba con saquear un super que estaba en avenida San Martín para que la policía fuera allá, nosotros amagábamos en otro super. Cuando la policía venía para acá, allá los vecinos amagaban y así, hasta que entramos. Forzamos las persianas y desde adentro nos pegaban con palos para evitarlo, pero entramos al supermercado de Balboa casi esquina Picaflor. Algunos se lastimaron con los vidrios rotos de la vidriera. La gente salía con medias reses, con los freezer llenos, con helados, con fideos, con lo que encontraban a su paso. Y nos llevamos muchas bebidas. Eso es algo que lo vivo con vergüenza porque en mi caso no tenía la necesidad de hacerlo. Volvía a mi casa y un vecino me miró como diciendo “¿No te da vergüenza?” Agaché la cabeza y seguí caminando. me dio vergüenza esa mirada”.
María Rosa Álvarez, trabajadora del hospital Oñativia y vecina de San José. Dirigente de CICOP. “Esos días tienen un significado especial para mí porque en esas fechas fuimos parte de aquella sociedad que reclamaba ese modelo económico y social de exclusión que proponía Fernando De la Rúa. El 19 de diciembre de 2001 estábamos en la calle, ese día marchamos con CICOP a la legislatura bonaerense y sufrimos una represión muy dura por parte de Infantería. Fue un bautismo de fuego para mí y creo que la alianza con la población fue muy fuerte porque nosotros estábamos defendiendo la salud pública. En el hospital Oñativia estábamos desprovistos de materiales básicos, insumos mínimos que no teníamos para brindar atención a la población. Los hospitales estaban en plena crisis: en el Oñativia por ese tiempo se empezaba a juntar la gente en la puerta semanalmente a abrazar al hospital a reclamar algodón y placas radiográficas. En ese contexto surgieron las asambleas barriales y el grito de “piquete y cacerola, la lucha es una sola”. También hubieron saqueos y cortes en esos días.”
Marcelo Arias, fotógrafo, Adrogué. “Estaba trabajando para la agencia Infosic en ese momento y me tocó cubrir la reunión de Gabinete de ministros en Casa de Gobierno. No pudimos entrar a la Casa Rosada cuando era muy temprano y la cobertura fue al final lo que pasaba en la calle, en la Plaza de Mayo. Ya a esa hora entró Infantería para intentar desalojar la plaza de manifestantes. A medida que fue avanzando el día la situación se iba descontrolando cada vez más hasta dibujar un escenario dantezco”.
Eduardo Arellano, enfermero, Burzaco. “Yo trabajaba en Swiss Medical y era un privilegiado para la época porque había mucha malaria, mucha desocupación. Los enfermeros no nos vamos a hacer millonarios, pero trabajo tenemos. Era raro tener trabajo por cómo estaba el país en ese momento. El 19 de diciembre teníamos la fiesta de fin de año y se suspendió y el 20 iba a ver a mis hijos a Lanús y no podía pasar porque había fogatas y piquetes por todos lados y un ruido de que iban a venir a saquear desde otros barrios. La gente estaba en las calles, nerviosa, con miedo, con el tema de los saqueos. La verdad es que fue horrible”.
Gabriel Pereyra, empleado, José Mármol. “Del 20 de diciembre recuerdo que decían que iban a venir de Claypole a saquear y nosotros esperando que vengan hacíamos fogatas en las esquinas, tipo barricadas, porque decían que iban a saquear las casas. Trabajaba en una carpintería y cobraba 75 pesos por semana, en negro. Estuve un año haciendo ese trabajo y recuerdo que de 10 amigos del barrio, solo uno trabajaba en blanco, después hacíamos changas. Yo empecé con mi viejo a trabajar en la construcción y luego con Mariano, un amigo, en un depósito. Después del quilombo, nos quedamos sin laburo y empezamos con los trueques y muchos se iban del país. Yo también me quería ir, pero en 2005 empecé a trabajar en Ferrum y todavía trabajo acá”.
Damián Albarracín, comerciante, Burzaco. “Cómo olvidar aquel diciembre de 2001 y todo lo que aconteció. Las medidas del gobierno de la Alianza que llevaron a una profunda crisis política, económica y social. Esto llevó a un descontrol general, huelgas, manifestaciones y saqueos de comercios. Nosotros sentimos con la familia que debíamos mantener el comercio abierto en solidaridad con nuestros vecinos. Después de la renuncia de (Fernando) De la Rúa cuando fuimos a comprar, reponer la mercadería, solo nos alcanzó para un 30 por ciento de lo que habíamos vendido . Eso más las medidas anteriores llevó a la quiebra de nuestro mercado y la de muchos comerciantes más”.
Juan Martín Di Salvo, músico, gestor cultural, José Mármol. “Yo trabajaba en una oficina del microcentro porteño, de cadete. Vi el inicio de los cacerolazos del 19 de diciembre de 2001 a la tarde, cuando fuimos a almorzar a la Plaza de Mayo, que nos quedaba a la vuelta. Desde la ventana veíamos un camión hidrante de la Policía Federal que venía desde Diagonal Sur y retrocedía porque aunque tirase agua la gente se lo llevaba puesto. Cuando decretaron el Estado de Sitio no podíamos salir de la oficina y lo hicimos con uno de los jefes que nos trajo hasta Lomas de Zamora”.