Hace exactamente un año el país conocía una de las noticias más tristes e increíbles de su historia: moría Diego Armando Maradona. Después de una operación y de una dramática internación domiciliaria en Tigre, (aún la causa judicial sigue abierta y en investigación), Diego tendría una muerte rodeada de enojos, tristezas, abandonos, negocios y estudios truchados.
Su cara comenzó a desplegarse, más que antes, por paredones, esquinas, remeras, tatuajes, dibujos y homenajes de todos los colores. En Brown, Diego se transformó en mural: desde Claypole hasta Longchamps.
Las gambetas de Diego Maradona que culminaron en el segundo gol a los ingleses en el Mundial ´86 quedaron plasmadas en cada columna del puente de Claypole.
En el Club Lomas de Burzaco, quedó plasmada la celebre frase donde el Diego anticipa su destino: “Mi primer sueño es jugar un mundial y el segundo es salir campeón“. El mural contiene a un Maradona de niño, con sus sueños en la espada, y un Diego campeón que invita con su pelota a los pibes y pibas que concurren a la institución para jugar a la pelota.
En la estación de Rafael Calzada, el día que falleció Maradona, diversas agrupaciones artísticas como Pacha Moma Murga Madre y el Cohete de Calzada, se reunieron para pintar un mural colectivo y participativo en homenaje al astro que con su muerte llenó de tristeza a un pueblo que lo sigue recordando un año después.