Pasó un año de uno de los días más tristes para los argentinos. La inesperada partida de Diego Armando Maradona, el 25 de noviembre de 2020, nos hace volver sobre nuestros pasos para recordar una parte de la vida del futbolista más extraordinario del mundo y del mayor ídolo popular de la historia Argentina. Lo hacemos de la mano de Eduardo “Lalo” Arellano, un reconocido enfermero y vecino de Burzaco que cuidó al 10 durante tres meses en su internación psiquiátrica en 2004.
“En 2004 yo trabajaba en la unidad de alta complejidad de Swiss Medical. Lo conocí porque él tenía esa prepaga y lo cuidé en la clínica de Parque Leloir cuando lo atendía el doctor Alfredo Cahe, en la previa del viaje de Maradona a Cuba”, le dice Arellano a Brown On Line.
Arellano se pasó tres meses al lado de Maradona, dicho esto de modo literal, porque estaba en la pieza con el ex número 10 de la Selección. Dice que era un paciente complejo, que muchas veces se violentaba y que “quería irse de la clínica” psiquiátrica aunque no tuviera el alta médica.
Por esos años Maradona se había broncoaspirado mientras estaba en una casaquinta propiedad del empresario lácteo Mastellone y terminó en terapia intensiva de la Clínica Suizo- Argentina. “No tenía la debilidad del ídolo por Diego, tal vez por ser hincha de River, pero con el paso de los años me llegó más. Eso de no tener la idolatría me llevó a tratarlo como un paciente normal”.
“Me daba lástima verlo así. Tenía el mundo a sus pies y estaba medicado, acostado, encerrado en una habitación. Yo me pasaba 12 horas con él y lo cuidábamos mucho, se lo contenía, o sea, se lo ataba a la cama. Verlo atado, al tipo más famoso del mundo me daba lástima, por eso no tomaba como personal cuando nos insultaba o rompía todo cuando se quería ir. Ante esas crisis tratábamos de tranquilizarlo”.
“Después que se logró quebrar su personalidad a partir de la medicación psiquiátrica, Diego empezó a portarse distinto: pedía permiso, pedía disculpas, En ese momento, también cuidábamos mucho su situación cardíaca”, dice Arellano.
Por eso, a un año de su muerte, Arellano pone la mirada sobre los escasos cuidados que se le dieron en el country donde estaba, que no tenía ni el más mínimo acondicionamiento para cuidar a un paciente con los complicados temas de salud que tenía Diego, y que lo terminaron llevando a la muerte. Pero el enfermero de Burzaco también hace foco en algo: la falta de cuidados.
“Es muy fuerte contener adentro de un psiquiátrico a un paciente en crisis y además lo controlábamos todo y todos los días: lo pesábamos, le hacíamos un electrocardiograma, le controlábamos la presión arterial y al lado de la habitación en la cual estaba teníamos una habitación acondicionada con todos los equipos
“En los momentos buenos jugábamos a las cartas, tomábamos mates en el parque, donde pateaba una pelota y a veces, como tenía un karaoke, cantaba. Le gustaba mucho cantar”, narra Lalo.
“La familia me contrata para cuidarlo en el psiquiátrico y hacíamos guardias de 12 horas cuidándolo en la habitación. Estábamos muy encima y teníamos el equipamiento, una ambulancia en la puerta para un potencial traslado. Teníamos todo como se debe hacer”, dice y diferencia ese momento con el vivido el año pasado y que durante los últimos 365 días es objeto de la justicia.
“No quería que lo vea el psiquiatra. No era consciente de que su vida estaba en juego. Y a veces yo me sentía el carcelero del pobre Diego. Me preguntaba a mí, ´¿a quién maté para estar encerrado acá?´ Y reaccionaba violentamente: revoleaba una silla o daba vuelta una mesa porque insistía con irse de la clínica psiquiátrica y no lo dejaban”, narra Arellano.
Eduardo habla también de los escasos cuidados sanitarios que tenía Diego al momento de su muerte. “Se podría haber hecho más por su salud. Un paciente de las características de Diego, probablemente no podía dormir en una cama común, sino en una cama ortopédica para lograr respirar con más normalidad”, analizó Arellano, a un año de la partida física del ídolo deportivo. “Diego tenía la trascendencia de un presidente, o tal vez más. Por eso no se entiendo cómo no tenía un servicio de ambulancia teniendo en cuenta cuál era su estado de salud”.