“Como argentina tengo al obligación de votar”, le dice a Brown On Line Catalina Asad, hija de árabes nacidos en Palestina, que se casaron en Rosario, Santa Fe y llegaron a Adrogué en los 50.
Catalina, que tiene 100 años, dos meses y 9 días, llegó este 12 de septiembre para votar con entusiasmo y alegría. Lo hizo pasadas las 13 al Colegio Nacional de Adrogué de la mano de su hijo Omar, a paso lento pero seguro y cuando se le pidió que se baje el barbijo un segundo para la foto de rigor mostró una sonrisa de esas que exhiben las personas que entienden la alegría de vivir.
Cuando salió del cuarto oscuro sonaron los aplausos de todos en el pasillo largo del Colegio Nacional de Adrogué, la saludaron efusivamente pero con protocolo y enseguida, con amabilidad, charló con este medio y narró, junto con su hijo, la historia de su familia.
“Tengo buena memoria, tejo cocino, amaso y hago una pasta frola que ninguna panadería sabe hacer y que tiene dos secretos, mezclar dos dulces, de membrillo y batata, y saber hacer la masa”, dice Catalina, llena de vitalidad y picardía.
A los 13 años, caminaba 20 cuadras de ida y 20 de vuelta para ir a trabajar a la fábrica de yerba La Hoja, ubicada por entonces en el barrio Martin, cerca del río Paraná, de Rosario. Luego llegaron a Adrogué y aquí está Catalina, en el lugar que eligieron sus padres, ella y sus hijos para vivir.
¿Cuál es el secreto para llegar a los 100 años? Catalina responde: “Comer todo sano, no comprar comida hecha fuera de casa. Yo amaso, cocino siempre”, dice. “Ella le cocina a la empleada que la acompaña”, acota Omar, su hijo.