Al celebrarse el Día Mundial del Sueño, especialistas del Hospital de Clínicas advirtieron que la sobreexposición a las pantallas después de las 23 es perjudicial para la salud en tanto impide un descanso saludable e instaron a realizar “pequeños actos que hacen grandes diferencias” a la hora de dormir.
“Es un fenómeno cultural propio de la modernidad: el ritmo de vida que llevamos hoy hace que en promedio se duerma dos horas menos que hace 50 años”, dijo el doctor Facundo Nogueira, jefe del Laboratorio del Sueño del Hospital de Clínicas.
“Con la llegada del celular, las computadoras, la televisión e Internet estimulamos demás nuestro cerebro, y lo exponemos a la luz artificial hasta más tarde, lo que impide que el organismo entre en la fase de reposo”, agregó.
En promedio, el cerebro necesita descansar por lo menos ocho horas diarias, lo que en la mayoría de los casos implica que las personas vayan a la cama no después de las 23.
“Si después de las once de la noche seguimos estando expuestos a altas dosis de luz artificial y recibimos información a través del celular y otros dispositivos, a nuestro cuerpo le cuesta mucho más relajarse y entrar en la fase de reposo permitiendo el descanso que necesitamos”, dijo el especialista.
No obstante, la calidad del sueño se mide por el cansancio que una persona padece durante el día y esta apreciación subjetiva es el verdadero termómetro de un correcto descanso.
Aquellas personas con trastornos del sueño sienten que el descanso nocturno no fue suficiente ni reparador y está demostrado que en su quehacer cotidiano suelen fallar en tareas simples.
“Apenas se levantan, ya se sienten cansados. Esto afecta el rendimiento físico e intelectual, con dificultad para concentrarse y necesidad de dormir durante el día, lo que los hace más proclives a cometer errores”, relató Nogueira.
El médico aseguró que es posible adquirir “pequeños hábitos que hacen grandes diferencias” además de descansar entre 7 a 9 horas diarias, y reducir la exposición a pantallas después de las 23; tales como dormir a una temperatura ambiente de entre 24 y 25º C, evitar las cenas pesadas y el consumo de cafeína después de las 17.
Además, recomendó hacer actividad física regular, dos a tres veces por semana, preferentemente por la mañana y la tarde.
En cuanto a las siestas, advirtió que no deben prolongarse más allá de los 20 a 30 minutos y no son recomendadas luego de las 16.
El Día Mundial del Sueño fue instituido en 2008 por la Comisión del Día Mundial del Sueño de la Asociación Mundial de Medicina del Sueño (WASM) para celebrar los beneficios de un sueño saludable y de llamar la atención de la sociedad sobre los problemas relacionados con sus trastornos, los tratamientos relacionados así como para promover medidas preventivas.
A través del Día Mundial del Sueño, la asociación reducir el problema de las disomnias que tiene una extensión global y se estima que amenaza la salud y la calidad de vida del 45% de la población mundial.