Pablo es porteño de nacimiento pero si alguien le pregunta de dónde es responde sin dudas: “De Longchamps”. Escribe desde que aprendió las primeras palabras. Sus poesías empezaron a ser debidamente garabateadas a los 11 años. “Nunca más dejé de escribir”, le dice a Brown On Line Pablo Andrés Rial, escritor, poeta y dramaturgo.
“La escritura es una necesidad básica, como el hambre o la sed. Forma parte de mi vida diaria el hecho de poder contar lo que generalmente las personas se guardan y es una forma de poder sentirse mejor sacando eso. Es un mecanismo de supervivencia”, le dice a este medio.
De niño, narraba historia interminables, de sueños que se hilaban sin fin y sin anclaje en la realidad. Lo hacía verbalmente con su familia como público. Ahora, ya grande, admira a Jean Cocteau, francés del Siglo XVIII y XIX “que me inspiró muchísimo. He leído muchos libros de teatro de él y estoy muy influenciado por él”, dice.
De la poesía pasó a la prosa y de ahí empezó a ver que esas palabras que escribía en forma de cuento venían a su pulso como dichas por otro. Imaginó cómo sería la persona, qué sentía, cómo era su vida, qué le dolía, qué soñaba. “Empecé a leer Shakespeare, por ejemplo, y me quise sentir como carne de los personajes de mi cuentos”. Fue para el escritor de Longchamps el comienzo de su amor por el teatro.
En 2017 empezó a estudiar actuación. Supo que lo suyo no era actuar, pero conoció a una directora de teatro, a quien le mostró, como quien señala el lugar de un tesoro escondido, un guión que un año después, en 2018, se hizo obra de teatro. Se llamó “El hocico de los años”, subió a las tablas de la segunda edición del festival de teatro independiente de Almirante Brown y se llevó una mención especial del jurado.
“Eso me abrió las puertas de la confianza y supe que otras historias, otros cuentos, podían correr la misma suerte y podía considerarlo para el formato audiovisual, para el teatro”. Ahí empezó a perfilarse este Pablo dramaturgo. “Se despertó en mí una pasión por las artes escénicas, por llevar esas historias a las imágenes y generar un contenido.” Ahora tiene en puerta “Cinco minutos de abandono”, un guión.
“Tengo un sentido de pertenencia a mi barrio, Longchamps. Lo vivo en permanente nostalgia, por así decirlo. Para mí es como un viejo amor con quien te encontrás a tomar un café. Camino por las calles de Longchamps y siento el aire a barrio que hay acá. Le tengo un amor muy grande a mi ciudad. Y Mis escritos, inevitablemente, hablan de Longchamps”.
Un poema del joven de Longchamps
La edad de las flores
¿Vos sabes qué edad tienen las flores? Los perros sí, los perros sí ¿Cuántos años de humano?¡Cuántos años perros son los míos! Pero las flores, ¿Vos sabes qué edad tienen las flores?
¿Alguna vez viste una vieja flor? ¿La viste toser, tener catarro, jubilarse? ¡Yo las he visto marchitarse! Por eso, decime por favor, ¡qué edad tienen las flores! Que estoy cansado de verlas morir.