Hace hoy 60 años nacía la referencia ineludible de todos los fenómenos populares de la Argentina. Diego Armando Maradona cumple sus primeras seis décadas. Y al margen de las celebraciones vía campaña solidaria con nombre obvio (“Las 10 del 10”), es oportuno alumbrar el inconmensurable genio popular de una leyenda capaz de mostrar sus claroscuros sin dejar de perder espacio en el corazón de un pueblo al que sabe que pertenece.
De los cientos de Maradona que ofrece el ir y venir de los años elegimos la quintaesencia de ellos: el ícono popular que trasciende la cancha y se ha convertido en un mandato que para él no tiene renunciamientos. Por eso es más que Dios, que es perfecto y nadie lo ha visto. Maradona se asume imperfecto (“Yo me equivoqué y pagué, pero la pelota no se mancha”), dice que fue un padre ausente por su consumo de drogas y por eso es tan cercano, tan de carne y hueso.
Hijo de correntinos, buen pescador y gran cantor de tangos, incapaz de cocinar por ser un malcriado de sus hermanas y el preferido de su mamá,El Pelusa ha hecho de su osadía un modo de vida que lo lleva a mostrarse como el más humano de todos los humanos y seguir siendo esto que es Maradona: el máximo ídolo popular de la historia argentina.
Pero Diego no es sólo un ídolo, Diego es el máximo icono popular de la historia Argentina. Es una estrella mundial que lleva consigo la sopa de arroz y el puchero, el vaso de vino con soda y con hielo y tiene bajo las suelas el barro de ese conurbano de casitas sin revoque y olla floja.
“¿De que remoto pasado, de que sepultado imperio, de que pueblos incendiadosle viene ese sortilegio? De donde esa fuerza lenta que se va agarrando al suelo?”, rezaba el Padre Julián Zini en su poema “Chamamecero”, podría describir al Maradona que con la diez en la espalda desparramaba rivales dentro de la cancha o al Diego que hace gala de su sangre correntina bailando un chamamé con la Sole ante un Luna Park repleto.
El jugador que no resiste comparaciones porque ha sido el mejor en todo y en cualquier circunstancia, ha dejado paso a esta leyenda que engorda y adelgaza, que cambia de corte de cabello y se contradice pero nunca deja de decir lo que siente y por eso mismo alimenta cada día su rol legendario.
Para celebrar sus 60 años, Diego realizará una campaña solidaria llamada “Las Diez del 10”. Se trata de una movida conjunta con la Cruz Roja Argentina y el Gobierno Nacional que iniciará mañana y consistirá en la donación de diez camisetas firmadas que serán subastadas para recaudar alimentos y realizar obras de infraestructura en distintos puntos del país.
Herido, roto, infiltrado, inflamado, enojado, insomne. Maradona ha sido capaz dentro de la cancha de hacer lo que no ha hecho nadie. El escritor napolitano Mauricio de Giovanni lo define en perspectiva. “Cristiano y Messi son la frutilla de la torta. Maradona era la torta”.
Hijo pródigo de Napoli, Maradona todavía es un chico que sueña con salir campeón de octava, con comprarle una casa a la madre y aunque haya levantado al copa de sus sueños, aun viaja en el colectivo semi dormido para entrenar en Argentinos Juniors, porque todavía forma parte de ese pueblo que lo ama, un Maradona sin secretos. Un ídolo humano, demasiado humano.