Un patrullero sin patente y con cuatro oficiales vigila desde una esquina el predio de 100 hectáreas ubicado en Villa Numancia, Guernica, que se volvió protagonista en las noticias cuando el 20 de junio unas 2.500 familias empezaron a poblar los terrenos en estado de abandono.
El viento sopla fuerte en el predio de Villa Numancia. Hombres y mujeres van y vienen con bidones de agua. Los perros juegan con los chicos en las improvisadas canchitas de fútbol que no distinguen género: todos y todas juegan juntos.
A dos días del desalojo anunciado para el miércoles, en la mesa de negociación de hoy la postura de los y las delegadas será clara: no nos movemos. Frente al predio de la toma, los vecinos y vecinas que tienen los papeles de su casa, los apoyan. “Yo tengo un hijo ahí adentro. Estoy asustada por lo que pueda pasar“, dice una mujer que mira desde el portón de su vivienda.
Verónica tiene siete hijos. Vivía con su suegra en una casa de Guernica hasta que se separó. Habita hace dos semanas en una casita de madera, chapas y nylon que no tiene baño ni cocina. “Estamos acá nosotros. Yo nunca tuve una casa propia, y ahora que me separé no tengo a dónde ir“, cuenta desde el césped de su choza, delimitado por cintas plásticas.
Por el medio de las construcciones armadas de apuro pasa un arroyo sin nombre. Flamea una bandera argentina al costado de una de las casillas, nylon y chapa por donde se la mire.“El 80 por ciento somos familias de Guernica que nunca tuvimos una casa propia, eso te lo puedo asegurar“, le dice a Brown On Line Mariana, una de las delegadas vecinales mientras camina entre y reparte pañales a las familias.
“No te digo fe porque no soy creyente, pero sí tenemos esperanza de que nos escuchen. Yo vivía en el fondo de la casa de mi mamá con mis cuatro hermanas, nunca tuve un lugar para mí“, afirma una joven de unos 30 años que saluda a sus nuevos vecinos, quienes miran las bolsas de pañales.
El predio se dividió en cuatro zonas: 20 de junio, el primer espacio que empezó con la toma; La Fuerza y La Unión, en su continuación y San Martin, detrás del arroyo.
Previo a que el juez de Garantías de Cañuelas, Martín Rizzo, ratificara la orden de desalojo pactada para el 23 de septiembre, los delegados y delegadas de la toma tuvieron dos mesas de diálogo con representantes provinciales, municipales y judiciales, en donde reafirmaron su decisión inicial de quedarse. “Acá abrimos un primer merendero, que se llama 20 de Junio, en donde recibimos donaciones de alimentos, abrigo, pañales. No alcanza para todas las familias, que somos unas 2.500“, afirma Mariana.
“Se acercaron muchos periodistas y organizaciones. Ayer por ejemplo estuvieron Médicos del Mundo, espacios de género provinciales. Acá podés caminar tranquila”, dice Mariana y agrega: “Este sábado Provincia realizó un censo, que fue parte de su pedido en lo charlado en las mesas de negociación. Ahora nos volvemos a encontrar el lunes (por hoy) para seguir negociando“.
Adónde ir cuando no tengo adonde ir
Habrá más tarde un recital demorado dos horas porque la policía interceptó el camión con el escenario y los equipos. Será el único momento de relajación en un clima tensado por la inminencia del desalojo.
“Ya hubo dos desalojos, con este sería el tercero. En el primero no estuve, porque llegué hace dos semanas. Pero después no vinieron más. Para el segundo desalojo yo había ido a llevar a los chicos con mi suegra. Y ahora estoy esperando a ver qué pasa“, relata Verónica preocupada, mientras mira de reojo a sus hijas más pequeñas que corretean a su alrededor.
“Yo soy carpintero y estoy acá desde que empezó todo. Se me complicó con la pandemia“, cuenta otro vecino que pasa los días solo en la casilla y que prefiere no decir su nombre. El miedo se mezcla con la esperanza y las ganas de llorar con el sueño imposible de la casa propia.
Caídos del mapa: el drama de los “sin techo”
Hace un mes, una ONG del Sur del conurbano bonaerense presentó los resultados de un censo de personas en situación de calle realizado en los partidos de Lanús y Lomas de Zamora. “El estudio realizado muestra que 1.024 personas viven en la vulnerabilidad más radical, desprotegidas por todo organismo gubernamental, y lo más alarmante es que el 47 % son niños“, afirman los integrantes del Colectivo Censo Sur.
El 28 de marzo de 2019 el INDEC difundió que para el segundo semestre de 2018 la pobreza había alcanzado al 32% de los argentinos, contra el 25,7% de 2017: 14,3 millones de personas, casi tres millones más que el año anterior. La indigencia había trepado del 4,8% al 6,7%.
En el caso bonaerense, tanto la Ley Provincial N° 13.956, que crea el Programa de Atención Integral para Personas en Situación de Calle, como la Ley 26.657 de Adhesión de la Provincia de Buenos Aires a la Ley Nacional de Salud Mental N°26.657, establecen que los organismos del Estado deben trabajar de forma articulada frente a casos de personas que se encuentren en situación de calle.