Un integrante de la Policía Bonaerense sin identificación visible, que presta servicios en la Plaza Libertad de Laprida al 1200, de Lomas de Zamora, será denunciado por cometer abuso policial contra un vecino y su pareja, que concurrieron el sábado 18 de julio a esa plaza a dejar residuos reciclables en un punto verde.
El hecho se produjo el sábado alrededor de las 20.15 cuando un ciudadano de 41 años volvía caminando al vehículo donde lo esperaba su mujer, luego de dejar residuos plásticos en un punto de reciclado, a 50 metros del rodado. “Cuando volví el policía me recalcó que no tenía colocado el barbijo, le expliqué que me lo había olvidado en el auto. Me dijo ´y si yo tengo coronavirus, lo puedo contagiar´. Me pareció insólito que un funcionario dijera eso. Si él tuviera coronavirus tendría que estar aislado. Además, el barbijo no protege a quien lo lleva puesto”, cuenta el vecino.
“El uso de tapabocas no es obligatorio en los espacios públicos, según la Resolución 255 del gobierno provincial, que establece sí la obligatoriedad en el transporte público y en vehículos de dos o más personas. El decreto sugiere el uso en espacios públicos, pero no lo obliga. Eso no quiere decir que desalentemos su uso, pero la policía está planteando aquí una exigencia que no está en el decreto. Y aunque lo fuera no es esa la manera correcta de actuar. Es una situación de abuso policial”, dice Mauricio Rojas, abogado de la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos.
Recién empezaba una escena que iba a durar casi una hora y en la que el policía abusó de su autoridad con violencia psicológica y física sobre ambos. “Se acercó, le mostré mi permiso de circulación y mi DNI, le expliqué lo que fui a hacer a la esquina y por pedido de mi mujer me subí al auto y me senté. Él volvió enojado sin razón, revoleando las esposas, diciéndome que iba a llevarme a la comisaría, manoteó con violencia la puerta del auto para abrirla, la forzó y yo mismo le saqué el seguro y la abrí, para evitar que la rompiera”.
“Me dijo que yo le había faltado el respeto. Le dije que le ofrecía mis disculpas si algo hacía notar eso, pero me provocaba diciéndome ´llamá a quién quieras, ayer bajé al secretario de Seguridad de acá´. Me quedé quieto y callado en el auto porque noté que el sujeto de uniforme no quería hablar sino provocarme esperando mi reacción. Mi mujer empezó a llorar, presa de una crisis de nervios ante una situación insólita inventada por él”.
El vecino afectado intentó hablar con Jorge Gómez, el otro policía que acompañaba a este y que sí tenía identificación visible. “Me dijo ´yo tengo más jerarquía que él, para qué querés hablar´. La verdad es que Gómez no tuvo participación directa ni fue agresivo pero fue testigo de todo eso; de mi pasividad y de la agresión de su compañero, que se identificó como Ezequiel, pero no aportó su apellido ni lo tenía, como debiera, exhibido en su uniforme”.
Entonces llegó el momento de mayor violencia, cuando el policía intentó bajar del vehículo al vecino por medio de la fuerza. “Con la puerta del auto abierta, me negué a bajarme y entonces, enojado, intentó tomarme por sorpresa y me violentó: me tomó con sus dos brazos de la campera e intentó violentamente tirarme al piso. Por su falta de habilidad, su exceso de peso y su evidente falta de entrenamiento, no lo logró”, cuenta el vecino.
“Le pedí a mi mujer que filmara la situación. Ahí cambió su actitud. Como no cesaba en su agresión verbal, interrumpiéndome como una estrategia más de agresión, hice silencio, le ofrecí bajarme del auto e ir a la comisaría si a él le parecía una falta grave no usar barbijo. Le acerqué las manos para que me pusiera las esposas, me dijo ´apoye las manos en el auto`.”
“Como algunas lesiones en la columna vertebral no me permiten quedarme en esa posición. Se lo expliqué y me dijo “a ver su faja porque si tiene un problema usa faja, ¿está operado?´. Me decía en todo altanero. Yo dejé de responderle”.
Minutos después, llegaron agentes de la fuerza local de seguridad. “Vino la policía local, me tomó los datos en un anotador común y se retiró. El asedio siguió. Mi mujer, bajo una visible crisis de nervios, hablaba con el sujeto agresivo que varias veces me repitió que él era la ley. La ley no, usted es la autoridad, lo corregí”.
“Yo le dije que no tenía problema en que fuéramos a la seccional. No cometí ningún delito, no hay problema oficial, le dije, pero lo que él quería era someterme, no llevarme a la comisaría”.
El abuso siguió hasta el final. “No me permitió subirme a mi automóvil. Me dijo que debía irme caminando 200 metros yo solo, hasta Colombres y Beltrán, y que mi mujer debía ir manejando hasta encontrarse conmigo. Cuando le pregunté el por qué, me dijo ´porque sino le secuestro el auto´”.
“Lejos de tomar una actitud tranquilizadora, el policía fue agresivo todo el tiempo, inquisidor, mal educado, la violentó a mi mujer tratando de enfrentarla conmigo, diciéndole que yo hacía lo que quería sin explicar por qué decía eso. Siempre me puse a disposición y en el video se ve cuando me bajo del auto por mi propia voluntad”.