La depresión y la ansiedad se han incrementado con motivo del aislamiento social y obligatorio dispuesto para enfrentar la pandemia de coronavirus. Es por ello que desde la a Asociación de Psicólogos de Buenos Aires (APBA) y la facultad de Psicología de la Universidad de Buenos Aires solicitaron que la actividad que desempeñan estos profesionales, sea incluida dentro de las actividades “esenciales” permitidas a raíz de las problemáticas de salud mental que se evidencian en la población.
Jorge Biglieri, decano de la facultad de psicología de la UBA, aseguró que pidió al gobierno nacional y al de la Ciudad que la actividad sea considerada esencial y que incluyó protocolos para la atención en los consultorios, y un modelo de consentimiento para ser completado por el paciente.
Biglieri argumentó, además, que en el informe elaborado por el Observatorio de Psicología Social Aplicada (OPSA) de la facultad sobre los efectos psicológicos del aislamiento, se puede ver “la asociación entre distintos indicadores psicológicos y las medidas de aislamiento ocasionadas por la pandemia”.
En este sentido destacó que “la duración de la cuarentena se asocia con el aumento en el riesgo de padecer trastornos mentales y malestar psicológico de la población”.
“Al igual que en otras experiencias, en nuestro país se han incrementado estos indicadores a medida que se fue prolongando el aislamiento social preventivo y obligatorio“, precisó Biglieri.
El decano dijo que adaptar los tratamientos a la modalidad virtual no es posible en una gran cantidad de casos” por lo que “muchos pacientes han tenido que suspender sus tratamientos”.
“En momentos en que el riesgo psicológico, producto del aislamiento, aumenta en nuestra sociedad, mantener a los psicólogos impedidos de ejercer su profesión de modo presencial en los casos que lo requieran es muy peligroso para la salud mental de nuestra población”, subrayó el decano de la Facultad que vienen haciendo estudios sobre los efectos de la pandemia en la salud mental desde que arrancó la cuarentena.
De acuerdo a esos estudios se observan que se profundizaron los desórdenes psicológicos, como la depresión, la ansiedad, los trastornos del sueño, la incertidumbre y el miedo en la la población.