El 20 de junio de cada año se celebra el Día de la Bandera, en conmemoración del fallecimiento de Manuel Belgrano un día como hoy en 1820. Belgrano izó por primera vez la bandera argentina el 27 de febrero de 1812 a orillas del río Paraná, en el entonces pueblo de Rosario, lugar en donde habitualmente los alumnos y alumnas realizan la jura.
Los colores celeste y blanco fueron utilizados por el Regimiento de los Patricios de Buenos Aires para defender nuestro territorio de la segunda invasión inglesa. Así fue que durante la Semana de Mayo de 1810, declaración de nuestra independencia de España, los criollos reunidos en el Cabildo y en las casas cercanas a la Plaza Mayor (actualmente Plaza de Mayo), llevaban cintas celestes y blancas.
Tras la conformación del primer gobierno patrio, en mayo de 1810, las fuerzas de las provincias unidas corrieron hacia el norte a los ejércitos realistas para echarlos de nuestro territorio. La verdadera batalla de nuestro independencia fue en el norte argentino.
La dura derrota en Huaqui (cerca de La Paz, Bolivia), en junio de 1811, había dejado un ejército mal alimentado y enfermo, que debió replegarse hacia Salta. Fue entonces que el Triunvirato designó a Manuel Belgrano al frente del Ejército del Norte.
Con directivas generales de esquivar el avance realista, Belgrano llegó a Tucumán el 19 de marzo de 1812. Pronto siguió su camino al norte y comenzó a rearmar y entrenar a sus tropas. Pero apenas superaban los 1500 efectivos. Mientras el enemigo avanzaba, Buenos Aires no prestaba ayuda.
Frente a esta situación, Manuel Belgrano, General en Jefe, toma la decisión de retirarse del territorio, llevándose animales, alimentos y prendiendo fuego todo a su paso. Dispuso la evacuación de Salta y Jujuy. En cinco días, fueron recorridos 250 kilómetros. La decisión era arriesgada.
Allí, en ese “éxodo jujeño”, Belgrano construyó un acto de heroísmo permitió la liberación del norte argentino de las tropas españolas. Los ya argentinos y argentinas no dejaron nada en pie: ni casas, ni alimentos, ni animales de transporte, ni objetos de hierro, ni efectos mercantiles.