A los 77 años, murió el reconocido artista ferroviario y escultor Carlos Regazzoni, una figura muy querida por los vecinos de Longchamps donde durante muchos años tuvo su taller y a ciudad a la cual homenajeó con su particular arte que traspasó las fronteras y conquistó, incluso, París.
Carlos había nacido en 1943 en la cercanías de un pozo de petróleo en Comodoro Rivadavia, Chubut, y de joven se vino a vivir a Longchamps, a pocas cuadras de la estación de trenes, uno de sus amores más fuertes.
Esa cercanía, sin saberlo, determinó su camino artístico. “Yo empecé a pintar porque enfrente de las vías -yo vivía enfrente- un día veo un quilombo infernal: japoneses con casco que iban y venían, máquinas con luces de colores, levantaban 50 metros de vías y durmientes, parecían murciélagos. “¡Yo tengo que pintar! ¡Ni la foto es suficiente, tengo que pintarlo!”. Y ahí empecé a pintar el universo ferroviario”, contó en una entrevista al diario La Nación.
El pintor y escultor reconocido intencionalmente convirtió la magia del tren y de las estaciones ferroviarias en una temática central de su creación que dejó su huella en la cultura de la comunidad de Longchamps. Durante años, los usuarios del Tren Roca se encontraban con un mural que decoraba la estación y que hacía alusión a la relación de la ciudad con los orígenes de la aviación sudamericana.
En Longchamps formó su familia y se crió uno de sus hijos, Carlos, hoy concejal por Juntos por el Cambio de Almirante Brown. Años más tarde, en 1999, Regazzoni se mudó a la Ciudad de Buenos Aires y se instaló en un galpón ferroviario de Retiro, donde montó su taller, El Gato Viejo, que también fue una galería de arte para artistas noveles.
Su particular estilo, la reutilización de piezas de chatarra, muchas veces con orígenes ferroviarios, para transformarlas en esculturas llamó la atención de la propia SNCF (la compañía ferroviaria francesa) y llegó a exponer sus obras en París, Francia, convirtiéndose en el único artista argentino en ser invitado al Centenario de la Aviación Francesa.
En el 2015 fue declarado Ciudadano Ilustre de la Ciudad de Buenos Aires; recibió el Gran Premio del 28º Festival de Pintura de Cannes-sur-Mer, en Francia; sus cuadros pintado se exhiben en prestigiosos museos, tanto en Buenos Aires (por ejemplo, el MALBA) como en París; le compraron obras celebridades de Hollywood, un obispo de Lourdes, Madonna, jeques árabes y el mismo Diego Maradona y hasta se compró un castillo en La Borgoña francesa.
Excéntrico, no le gustaba que lo etiquetaran: “¡¿Qué es eso de etiqueta?! Etiqueta dicen los que no tienen talento y no tienen nada que decir. El artista es un ser que tiene algo que decir y sabe cómo hacerlo. Si no tiene esos dos condimentos, no hay artista. Serán decoradores.” Hoy se fue un artista y con él una parte de la historia de los vecinos de Longchamps.
Comentarios 1