El juez Jorge López del Juzgado de Garantias Nº 1 de Lomas de Zamora dictó prisión preventiva a Ariel Sosa el único imputado por el crimen de Melisa Tuffener, la joven que murió el 22 de julio en una esquina de Glew, tras recibir una puñalada en la cabeza.
Tal como anticipó Brown Online, la semana pasada la fiscalía que investiga la causa había solicitado esta medida que ayer fue aceptada y de esta forma el acusado por “homicidio simple” permanecerá en prisión hasta que comience el juicio.
El domingo 19 de julio Melisa fue encontrada golpeada e inconsciente. Había salido de su casa alrededor de las 18.40 y tenía previsto asistir al partido que Temperley disputó con Independiente en el estadio Alfredo Beranger. Alrededor de las 20.30, autoridades policiales le avisaron a la familia de la joven que había sido hallada “a dos cuadras” del centro cultural al que solía concurrir “tirada, golpeada e inconsciente”, y estaba internada en la Unidad de Pronta Atención (UPA) de Longchamps.
Fue trasladada al día siguiente al Hospital Sirio Libanés, de Villa Devoto, donde falleció el 22 de julio por una hemorragia interna, después de haber estado internada con muerte cerebral.
Aunque al principio de la investigación no había pista firme sobre quién podía ser el atacante que acabó con la vida de Melisa, luego la policía encontró una filmación de una cámara privada ubicada a poco más de una cuadra donde mataron a la adolescente.
En ella se observaba a un hombre persiguiendo de cerca a la joven. La secuencia muestra a Melisa caminando por la calle Almafuerte al 300. Detrás de ella, se ve a un hombre que la persigue, a unos diez metros. Tiene dos características que lo vinculan con a Sosa: una pequeña renguera en una pierna, provocada por un accidente de tránsito, y una incapacidad en una de sus manos.
El 17 de agosto, Sosa, un vecino del barrio que además participó en una marcha donde la familia pedía justicia, se entregó a la policía un día después de darle el pésame a su padre, Marcelo Tuffner, quien ya sabía que el hombre era buscando por las autoridades.
“Vengo a dar explicaciones”, aseguró Sosa cuando ingresó al destacamento policial del Glew. Luego dejó atónitos a los investigadores del caso: “Voy a hablar cuando Dios me lo permita” y se negó a declarar. En el Juzgado de Lomas de Zamora tampoco quiso referirse al hecho.
Conocía a la familia hace 20 años
El hombre conoce a la familia desde hace más de 20 años y tenía un vínculo fluido con ellos. “Creíamos que era uno de esos locos lindos de los barrios, la persona que pasa, saluda, te manguea para que le compres algo. Pasaba por la puerta y hasta se quedaba hablando con mis hijas”, contó Marcelo, el padre de Melisa, en el programa radial Parados de Cabeza.
El padre explicó que sabía que Sosa tenía problemas con la justicia, pero que no conocía las causas que había en su contra por abuso y violación. “Era un adicto, una persona que se mandaba grandes macanas los fines de semana y después venía con la palabra del señor y decía que se quería recuperar”, describió.
El motivo por ahora es materia de investigación, pero Tuffner sospecha que tuvo algo que ver con un “intento de abuso” de parte de Sosa. “Él salió con esa intención. Si no hubiese sido mi hija hubiera sido otra persona”, remarco.
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