El represor José Maidana, que está condenado a 22 años de prisión por crímenes de lesa humanidad cometidos en el centro clandestino de detención conocido como “El Vesubio”, recibió la libertad condicional y se encuentra viviendo en Adrogué.
El fallo benefició a Maidana a pesar del la oposición de su esposa y su hijo que fueron victimas de “descalificaciones, insultos y escenas de celos” por parte del condenado y de un informe psicológico de la Corte Suprema de Justicia que determinaron que su personalidad representa “riesgo para terceros”. Además, su personalidad representa “riesgo para terceros”, a tal punto que como condición para la excarcelación fue obligado a realizar un curso sobre violencia de género, que deberá completar en los próximos 30 días.
“Subsisten en su subjetividad y en su matriz vincular elementos agresivos y coactivos que no resultan propiciatorios para el mantenimiento de vínculos saludables, estimándose que puede incurrir en riesgo para terceros”, informaron los especialistas de la Corte Suprema.
La mujer y el hijo de Maidana también manifestaron su disconformidad con la decisión judicial. Alvira del Carmen Alaniz y Néstor Gonzalo Maidana, expresaron “su malestar en relación a las actitudes del interno para con ellos, descalificaciones, insultos y escenas de celos, por lo cual manifiestan ciertos miedos a la reacción que pueda llegar a tener” estando en libertad.
Aun así, el Tribunal Oral Federal N°4 concedió la libertar condicional a quienes se desempeñaron como agentes del Servicio Penitenciario Federal en el Centro Clandestino de Detención conocido como “El Vesubio”, que funcionó en Ciudad Evita.
Maidana vivirá en la casa de su hija Mónica Daniela, en Adrogué y deberá “evitar situaciones de conflicto que se eleven por encima del normal desenvolvimiento de una familia y, en especial, que puedan ser enmarcadas dentro de violencia de género o familiar”. Su hija será la virtual garante de eso: “Hizo saber que la relación familiar de sus padres era tensa debido a que habían pasado mucho tiempo separados por la detención que sufría Maidana y que ella estaba dispuesta a mediar entre ellos a fin de fortalecer los lazos familiares”.
Condenado por crímenes de lesa humanidad
En el 2011, Maidana fue condenado a 22 años de prisión por los crímenes cometidos en el centro clandestino de detención “El Vesubio”, ocurridos durante la última dictadura cívico militar donde se desempeñó como agentes del servicio penitenciario.
Maidana resultó condenado por “privación ilegítima de la libertad cometida por un funcionario público con abuso de sus funciones agravada por mediar violencia y amenazas y por haber durado más de un mes, reiterado en 65 oportunidades, privación ilegítima de la libertad reiterada en 26 oportunidades, en concurso real con el de imposición de tormentos agravados (tortura) por condición de perseguido político de la víctima”.
“El Vesubio” funcionó entre 1975 y 1978 en un predio del Servicio Penitenciario Federal. Se dice que inició sus actividades incluso un año antes del golpe de Estado, cuando la guerrilla y distintas agrupaciones peronistas eran reprimidas. Este centro dependía del Primer Cuerpo del Ejército y según informes y testimonios reunidos, pasaron por allí unos 2.500 detenidos, de los cuales “sobrevivieron muy pocos”.
Sin embargo, previo a concederle la libertad condicional, el tribunal requirió informes psicológicos y socio-ambientales según los cuales se trata de un sujeto que “asume conscientemente sentimientos de arrepentimiento por los hechos por los que ha sido condenado” pero “aún subsisten en su subjetividad y en su matriz vincular elementos agresivos y coactivos que no resultan propiciatorios para el mantenimiento de vínculos saludables, estimándose que puede incurrir en riesgo para terceros”.
Ese diagnóstico psicológico está en línea con lo que manifestaron su mujer y uno de sus hijos, Alvira del Carmen Alaniz y Néstor Gonzalo Maidana, quienes expresaron “su malestar en relación a las actitudes del interno para con ellos, descalificaciones, insultos y escenas de celos, por lo cual manifiestan ciertos miedos a la reacción que pueda llegar a tener” estando en libertad.
Fue detenido en 1987, pero las leyes de Obediencia Debida y Punto Final le permitieron recuperar la libertad hasta que en 2003 se decretó la nulidad de esas normas y los indultos que consagraban la impunidad de los represores de la última dictadura.
“Al ser la privación ilegítima de la libertad y la aplicación de tormentos delitos permanentes, no quedan dudas de que los agentes del Servicio Penitenciario Federal (entre ellos Maidana), en su calidad de guardias del centro clandestino de detención Vesubio, desplegaron actividades comunes y acordes al plan general del Ejército, asegurando y manteniendo las condiciones de detención de los cautivos, por lo cual, co-dominaron funcional y sucesivamente los hechos, y de esta forma deberán responder penalmente”, sostuvo el fallo, confirmado por la Cámara Federal de Casación.
Maidana, recordado por los sobrevivientes de El Vesubio por su apodo, “el Paraguayo”, es además uno de los represores que pidió a la Corte Suprema que se le aplique el beneficio del 2×1 para que se le dé por cumplida la totalidad de la condena.