Pablo Vico cumple hoy 10 años desde el día en que asumió el cargo de Director Técnico del primer equipo de Brown de Adrogué, un sitio que lo ha elevado al récord del fútbol argentino.
Nadie nunca había estado tanto tiempo en la dirección táctica de un equipo en ninguna categoría del fútbol argentino. “Elige muy buenos jugadores y sabe armar equipos competitivos con los que saca muy buenos resultados”, contó alguien cercano al DT del Tricolor y agregó: “Con su sistema de juego, le puede ganar al Barcelona.”
El DT se hizo fama nacional por su aspecto y su vida: vive al costado de la cancha en la que entrena a su equipo y jura que se afeitará el bigote el día que Brown ascienda a la Superliga.
De hecho, es conocido también por rechazar propuestas de otros equipos, que mostraron interés por los servicios de Vico.
Vico es un personaje importante: durante una práctica se le escapó el perro y dejó el entrenamiento para ir corriendo a buscarlo.
Arregló candados con su padre, vendió ropa en un auto, fue un delantero goleador que jugó en Temperley y debió ir a San Miguel al romperse la rodilla cuando tenía todo acordado para ir a jugar a Venezuela.
Enseñó en las escuelitas de fútbol de los clubes barriales El Fogón (Mármol) y Alumni (Turdera) y descubrió a Agustín Pelletieri, Martín Fabro, Gabriel Paletta, Gabriel Hauche, entre otros.
El 9 de febrero de 2015 la vida de Pablo Vico se quebró para siempre. Un grupo de ladrones que volvía de una entradera atropelló y mató a su hijo, Cristian, de 40 años, en Retiro y Soler, de Adrogué.
Un infarto que lo puso al borde la muerte, un tratamiento con psicólogos y psiquiatras y un agujero inmenso en el pecho son las consecuencias de la partida de su hijo.
Hincha de Huracán y admirador de César Luis Menotti, prioriza a Brown por sobre todas las cosas. Así ordena las prioridades: “Primero Brown, segundo Brown, tercero Brown”, dice el DT leyenda del fútbol argentino.