Un hondo dolor causó la muerte de Simón Mamani Burgos, el almacenero de 59 años a quien un grupo de motochorros mató de un tiro en el pecho en la noche del sábado, en su local de la calle San Martín al 1800, del barrio 9 de Julio, de Longchamps, cuando el comerciante se resistió a un robo y forcejeó con los ladrones.
El crimen del comerciante generó consternación entre los vecinos, que se reunirán esta tarde en el barrio para reclamar justicia. Nancy, una vecina que vive a dos casas del almacén, contó que “Simón era el guardián del barrio. Él siempre estaba pendiente. Nos cuidaba”, señaló la mujer, quien recordó que en una oportunidad a ella le quisieron robar cuando bajó del colectivo y el almacenero salió “a correr” a los delincuentes con “una amoladora”.
Simón era boliviano, llevaba 30 años como comerciante en la zona, tenía tres hijos (38, 36 y 28 años) y era abuelo de ocho nietos que solían visitarlo en el almacén. “Mis hijos me preguntan por su abuelo y yo no sé qué responder“, dijo entre lágrimas la nuera del almacenero.
El local de Simón y Andrea tenía cámaras en la puerta y adentro del negocio, pero “por los reiterados cortes de luz se desactivaron”. Según contó Haydée este sábado debía ir el técnico a repararlas, pero como no lo hizo no llegaron a grabar el crimen del hombre.
Después de que le disparasen, el hombre intentó escapar hacia la parte trasera, donde la pareja tiene su casa. Cuando Andrea, su esposa, quiso zafarse para ayudarlo, también le dispararon: “También me hubieran matado a mi viejita. Ella logró correr el arma y el tiro se fue al techo, sino también me la mataban. Cuando lo fue a ayudar él sólo le decía ‘me dieron, me dieron’. Mi mamá, de los nervios, activó la alarma vecinal y los ladrones se ve que se asustaron y se fueron”, detalló Haydée, hija del almacenero.
Fueron cinco hombres los que llegaron en tres motos, según registraron las cámaras de seguridad de un vecino. Uno se quedó haciendo de campana y los otros cuatro entraron armados, con pasamontañas y a los gritos.
“Pedían la plata, los insultaban. Dos redujeron a los clientes, uno fue con mi papá y otro con mi mamá. Les dieron lo que había, habrán sido 500 pesos, el cambio que había en la caja. Revisaron todo y creemos que mi papá hizo un movimiento, habrán pensado que iba a sacar un arma o algo, y le tiraron en el pecho, del lado del corazón”, contó Haydée Mamani, la hija de Simón, que es enfermera y se enteró de la muerte de su papá mientras estaba de guardia en un centro de salud de Luis Guillón.
Los investigadores también analizan las cámaras de seguridad de la zona para establecer la ruta de escape, añadieron los informantes. “Me dieron, me dieron”, llegó a gritar Simón Mamani Burgos tras el disparo. El negocio cerraba alrededor de las 22.30 y, una hora antes había dos clientes esperando para comprar.