Ingerir líquidos frescos frecuentemente, aumentando entre un 25 y un 50% la cantidad habitual, permanecer en lugares frescos y ventilados y evitar la exposición directa al sol entre las 10 y las 16 son las principales recomendaciones de la Sociedad Argentina de Pediatría (SAP) para proteger a los niños frente a las altas temperaturas.
“Con la llegada de los calores intensos hay que seguir algunos consejos para evitar los golpes de calor y la deshidratación de los más pequeños”, alertaron desde la SAP en un comunicado.
Asimismo, se debe evitar la actividad física intensa, usar sombrero, vestirse con ropa clara y holgada, comer liviano e incrementar la frecuencia del amamantamiento en los bebés, señalaron.
“La ingesta de líquido por parte de los niños en cantidades adecuadas es fundamental siempre, pero sobre todo en épocas de calor, cuando la pérdida de agua corporal a través del sudor es mucho mayor”, explicó el pediatra y miembro de la SAP Esteban Rowensztein.
Por su parte Ana María Della Fonte, también pediatra y miembro de la SAP, destacó que “es importante tener en cuenta el sistema de alerta temprana meteorológica para prevenir y tomar los recaudos necesarios cada día”.
Detalló que el alerta se clasifica en cuatro niveles: verde, amarillo, naranja y rojo, que tienen que ver con el riesgo para la salud a partir de las temperaturas elevadas y durante cuántos días se pronostica que se mantendrán.
“El verde implica un estado de vigilancia durante el verano y no representa peligro para la salud de la población. El amarillo se utiliza los días que pueden ser peligrosos para los grupos de riesgo, como los bebés y niños pequeños y mayores de 65 años”, puntualizó a la agencia Telam.
El naranja “representa un día que puede ser muy peligroso no sólo para los grupos de riesgo, sino para el resto de la población, mientras que la alerta roja es una situación límite y excepcional que puede afectar a todas
las personas”, agregó.
El “golpe de calor” se puede presentar con síntomas tan diversos como dolor de cabeza, náuseas, vómitos, mareos, decaimiento, irritabilidad, desmayos, sudoración excesiva, piel roja y caliente, tendencia al sueño y debilidad muscular o fiebre.
“Si aparecen síntomas compatibles con un golpe de calor se debe ofrecer agua segura para beber, trasladar al niño a un lugar fresco y ventilado, quitarle la ropa y refrescar su cuerpo con agua”, aconsejaron desde la SAP.