Esta Navidad disminuyó la cantidad de heridos por pirotecnia con sólo 24 personas atendidas en los hospitales del Quemado y Santa Lucía, los dos centros de salud de referencia.
El jefe de guardia del Hospital del Quemado, Eduardo Bursztyn, informó a primera hora de este martes que el lugar recibió a diez heridos, de los cuales nueve fueron niños de entre los 14 años y los seis meses, aunque ninguno de ellos de gravedad.
El médico atribuyó la marcada baja en la cantidad de heridos – el promedio en otros años en ese hospital oscilaba los 350 casos- a las campañas de concientización y a la situación económica, dado el alto costo de los productos de pirotecnia.
En el caso del bebé, con una lesión en el cuello, la herida la sufrió cuando su padre encendía pirotecnia mientras lo sostenía en brazos.
El jefe de guardia del Hospital del Quemado remarcó que en los nueve casos de niños heridos “la responsabilidad fue de los adultos” que estaban con ellos.
En el caso más grave -un herido que llegó a la guardia con lesiones en los dedos tras explotarle pirotecnia en la mano- los médicos debieron realizarle una cirugía menor reconstitutiva.
Según precisó, el 60 por ciento de los pacientes atendidos llegó al nosocomio pasada la medianoche, y uno de los afectados, con una lesión ocular por el uso de “estrellitas”, fue derivado al hospital Santa Lucía, especializado en oftalmología, que recibió a catorce heridos.
La jefa de guardia de ese lugar, Nora Carvalier, también destacó que la cifra de heridos fue más baja que en años anteriores y celebró que “de a poco, la gente vaya entendiendo” los riesgos de los fuegos artificiales.
#NoAlaPirotecnia
Esta semana que pasó, las redes sociales fueron colmadas de miles de pedidos para alertar sobre los riesgos que ocasiona el estruendo, en especial a mascotas y personas con autismo, bajo el clásico hashtag “no a la pirotecnia”.
A ese pedido se sumó esta vez el de “más luces, menos ruidos, que invita a priorizar la compra de fuegos artificiales lumínicos por sobre los que generan estruendo.
El motivo de esta campaña radica en que las personas con trastorno del espectro autista (TEA) y las mascotas tienen una sensibilidad auditiva muy alta, por lo que especialistas aconsejaron hacer un uso “responsable” de los fuegos de artificio y otros tipos de pirotecnia en las fiestas de Navidad y Año Nuevo.