Guadalupe Encina, vecina de Burzaco y bicampeona argentina Sub 18 de ajedrez, se coronó campeona Panamericana en la categoría para menores de 18 años en el torneo disputado en el Estadio Nacional de Santiago de Chile en el marco del Festival Panamericano de la Juventud organizado por FIDE, la federación Internacional de Ajedrez.
La joven de Burzaco rompió así el maleficio de tropiezos en torneos internacional y se alzó con la medalla de oro, además de quedar a menos de 100 puntos de hacerse acreedora del título pleno de Maestra Internacional. “Estoy muy contenta, no lo puedo creer todavía. Siempre me había ido mal en los torneos internacional. Sólo me había propuesto subir mi ranking y quedar entre las cinco primeras”, le cuenta a Brown On Line.
“De los nervios me descompuse en el viaje y llegué vomitando y con fiebre. Conviene estar uno o dos días antes del juego, pero llegué al mediodía y tenía que jugar a las 17. Por suerte mi rival nunca llegó y gané esa partida por ausencia”, narra Guadalupe.
El segundo encuentro le tocó con la primera preclasificada, una joven peruana. “Con Sebastián Iermito, que es un maestro internacional, preparamos mucho esa partida. Jugué muy bien y le gané. No lo podía creer”.
Ella estudia ajedrez todo el año, pero intensifica su rutina antes de los torneos. “Durante 45 días antes del torneo me desperté una hora antes de irme a la universidad para estudiar ajedrez y los jueves tomo clases con mi entrenador”, revela.
Empató luego con otra joven de Perú y siguió adelante. En la quinta ronda superó a un chica de Bolivia, pero tenía que chocar con la que hasta ese momento era la puntera del campeonato, una joven colombiana que parecía llevarse a todos por delante y que ya le había ganado a Guadalupe en el Mundial de Uruguay del año pasado. “Hice una partida excelente y aunque ella me jugó muy bien, encontré mejores continuaciones que ella y le gané”.
Guadalupe tropezó con una joven de Venezuela, que la sorprendió. Con su entrenador, la joven de Burzaco cayó en la cuenta de que su rendimiento decaía en las partidas jugadas por la tarde. “No me tenía que caer porque le había ganado a la puntera y a la primera preclasificada, que eran las jugadoras más difíciles. Sabía que estaba en carrera por el título.”.
Un triunfo ante Chile y un empate ante Estados Unidos la pusieron en la última ronda. Pero debían darse algunos resultados para que la joven de Burzaco ganase. El cansancio de varios días de partidas largas empezó a limar las fuerzas. “Estaba con el ánimo por el piso porque me confundí y sabía que podía perder o empatar pero no ganar. Cuando me levanté para ir al baño vi que la jugadora de Venezuela perdía y que la chica de Colombia también perdió.”
Guadalupe Encina empató su partida con la joven de Jamaica y supo entonces que la medalla dorada que premia a la mejor de América iba a ser suya. Fue el merecido premio para una jugadora que ya es algo más que una niña prodigio del ajedrez argentino.