Por Federico Guerra
“El sol que nos ilumina/ desde el centro de tu paño/ a todos nos da calor/ con su rayitos dorados”, dice el poema “Celeste y blanca acuarela”, de Mónica Tirabasso. Y con ese mismo orgullo, cuenta la historia, los habitantes de una cosmopolita Burzaco comenzaron a fines de la década del ’30 a pensar en un homenaje a nuestra enseña patria. Y así sentaron las bases del primer monumento a la bandera del país que se inauguró en 1943.
Silvana Rodríguez, historiadora del partido de Almirante Brown y miembro del Instituto Histórico Municipal de Lomas de Zamora cuenta: “En Burzaco, por esas cosas que tiene la historia, confluyeron personas de diferentes lugares del mundo. Llegaron los vascos con sus tambos, los japoneses, los polacos, los griegos, y por supuesto los españoles e italianos. También arribaron argentinos del interior del país. Todos buscaban un lugar donde instalarse, enamorados de ese ‘aire de campo’”.
Esas familias trajeron sus costumbres y su idioma. “El primer lugar donde comenzó el proceso de fusión fue la escuela, allí la maestra junto con el castellano y la matemática, también les enseñó nuestras costumbres, nuestra ideología y nuestra patria”, escribió Rodríguez en un ensayo sobre monumentos de Almirante Brown.
Burzaco creció y se consolidó en un verdadero crisol de idiosincrasias. Y de esa unión surgió, como emblema, la bandera nacional. De allí deviene la necesidad de cobijarla en un monumento para que desde lo alto observara los anhelos, sueños y esperanzas de crecer en paz y unión fraterna.
Los primeros pasos
En 1938 se creó una comisión popular pro monumento presidida por el teniente coronel Saúl Pardo e integrada por otros vecinos de Burzaco como Pedro Legris, Rene Vallo, Miguel Crowford, Claudio Sempere, Francisco Blumetti, Federico Fonseca y Raúl Taramasco. Se sumaron pobladores de otras localidades como del partido de San Vicente.
Llenos de entusiasmo, el 25 de mayo de ese año colocaron la piedra fundamental en la plaza Manuel Belgrano de Burzaco. La realización del monumento se encomendó a dos vecinos: Claudio León Sempere -escultor-, y Francisco Blumetti, -constructor-. Muchos vecinos y todas las instituciones de Almirante Brown colaboraron con efectivo o materiales para la construcción.
El 25 de julio de 1943 de inauguró oficialmente. “Con anterioridad a esta fecha existieron dos monumentos a la bandera, de los que se tiene conocimiento, uno en Salta -realizado por Lola Mora- y otro en Rosario -a orillas del Paraná-, ambos por diversos motivos no permanecieron en el tiempo. El actual monumento a la bandera de Rosario -del escultor argentino Alfredo Bigatti-, fue inaugurado en 1957. Por estas razones el de Burzaco es el primero del país”, explicó la historiadora.
Actualmente está en el centro de la plaza Belgrano mide 23 metros, está revestido en mármol travertino de Mendoza y en la parte superior se encuentran dos cóndores de bronce que custodian la enseña patria. Los cóndores que fueron realizados por el escultor Claudio León Sempere y fundidos en la Base Naval Río Santiago, miden 1,80 metros de alto. Su interior está destinado a un templete -estructura circular o semicircular- con un sótano de iguales dimensiones en el que se guarda el cofre con la bandera de ceremonias realizado en madera italiana que perteneciera al Acorazado Almirante Brown.
Sempere, el creador
Silvana Rodríguez, investigó, además, la vida del escultor Claudio León Sempere. De allí se desprende que nació el 11 de abril de 1896 en San Antonio de Areco,viajó a Valencia la ciudad natal de sus padres- donde estudió escultura.
Estaba casado con Oka Ovejero, también escultora, con quien compartía su taller en Burzaco. Murió el 15 de octubre de 1942 sin poder ver inaugurado el monumento a la bandera, para el cual había proyectado algunas alegorías que hubieran sido colocadas en la base del mismo en ambos laterales. La calle donde vivía fue renombrada como Claudio León Sempere, en homenaje al hombre que metió para siempre a Burzaco en la historia argentina.
Foto: Eugenio Cornaccion