Cuando era niño, José Manuel Palacios jugaba a la guerra en las calles de su barrio, Loma Verde. Con su fusil de juguete y su imaginación infantil se pensaba derrotando al enemigo. Unos años mas tarde, con apenas 20 años, Palacios, como cientos de jóvenes argentinos, debieron dejar de jugar a la guerra para protagonizar la Guerra de Malvinas.
A 36 años del inicio del conflicto bélico, Brown On Line conversó con el hoy coordinador de Centro de ex combatientes de Almirante Brown sobre su experiencia personal, la soberanía y el recuerdo de los caídos.
El 2 de abril de 1982, despertamos con la noticia de que las Islas Malvinas habían sido recuperadas por un sorpresivo desembarco de tropas del ejército. Fue un último intento de la dictadura cívico-militar para continuar en el poder pero para muchos también un justo reclamo por la soberanía de las Islas, usurpadas por Inglaterra desde 1833.
A Palacios lo encontró terminando el servicio militar en La Plata. “Estaba por salir de baja cuando comenzó la guerra. No sabía si iba a ir en un primer momento. Pero yo pedí ir, quería estar con mis compañeros”, recuerda el ex-combatiente del barrio Loma Verde, hoy convertido -destino mediante- en la localidad Malvinas Argentinas.
Palacios integrada el Comando de la X Brigada de Infantería que en las Malvinas se instaló en Moody Brook, a 15 kilómetros de Puerto Argentino. “Me acuerdo el primer día que comenzaron los bombardeos. El 1 de mayo de 1982 comenzaron a atacar los ingleses. Mirabas el cielo y era una visión dantesca. Como una película que viví en el pasado y de la cual tuve la suerte de poder zafar. Otros compañeros, no”.
Jorge Palacios en Moody Brook, combatiendo en la Guerra de Malvinas
“Todos tenían sus proyectos. Recuerdo que un jefe nos hablaba de nuestro futuro, nos preguntaba que estudiábamos y nos decía que `la guerra va a pasar, ´van a seguir con sus vidas´. Lamentablemente a los compañeros Brown y los 649 caídos sus sueños les quedaron truncos”, lamenta el vecino de Brown.
La causa Malvinas y la soberanía
Durante la guerra, los soldados argentinos no sólo tuvieron combatir al enemigo, sino que pasaron hambre, frío, en muchos casos no tenían las armas adecuadas y ni el apoyo logístico de sus jefes militares.
“No estábamos preparados para la guerra. Ellos sí, venían con soldados de otros países. Para ellos, era un trabajo. Para nosotros no, lo hicimos con todo el orgullo, patriotismo y corazón”, asegura Palacios que si bien no revindica la guerra si la causa de Malvinas: “fue un hecho heroico, patriótico . Los soldados no son NN. Fueron, son y seran héroes con nombre y apellido”.
Si los días en el campo de batalla fueron duros. Más dura fue la posguerra, el regreso. “La vuelta fue peor que la guerra”, asegura porque “no tuvimos contención institucional de ningún tipo. Era difícil reinsertarse social y laboralmente.
Para Palacios hablar de las Islas Malvinas, una herida aún abierta para los argentinos, es hablar de soberanía: “A la soberanía la tenemos que cuidar y defender todos los días, no podemos negociar o vender algo que nos pertenece“.
Desde hace un año, Palacios, quien sigue viviendo con Loma Verde con su mujer y sus hijos, es coordinador de ex Combatiendes del Municipio de Almirante Brown donde entró a trabajar un 2 de abril, de 1987.
Desde allí está comprometido en mantener vida la memoria de los caídos y de la causa Malvinas: “los caidos son los guardianes infinitos del suelo argentino. Por mas que le pese a los ingleses ellos están cuidando nuestras Islas Malvinas que serán siempre Argentinas”.