Carla Alfinito tiene 25 años y es de Burzaco. Hizo la primaria y la secundaria aquí y aun vive a dos cuadras de la escuela donde se recibió. Entrena entre tres y cuatro veces por semana en Cultura del Sur, al lado de Auditorio Sur; hace acrobacia en tela. Hasta ahí, lo que muchas chicas de su edad. Pero Carla rompe el molde: ganó la Beca UBANIT y se capacitará en México, adonde viajará el 25 de enero.
Seis meses vivirá México, hasta julio, cuando volverá para terminar la carrera de Arquitectura en la Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo (FADU) de la UBA, que inició en 2011 con el Ciclo Básico Común (CBC). “Me gusta la facultad. Me parece que le podía sumar algunas materias más optativas como para sacarle el jugo a la carrera”, le dice Carla a Brown On Line. “Me gusta la arquitectura con contenido”, resume.
En 2015 la cátedra de Diseño IV le propuso ir a México a hacer una especie de ayudando. Carla se volvió a Burzaco con un 10.
Cada facultad propone sus alumnos como candidatos para la beca. Para Guadalajara había cuatro cupos para 10 carreras. Carla obtuvo uno de ellos. “Fue compleja la manera de concursar. Yo elegí la Universidad de Guadalajara, en México. Pero nunca especulé con ganar la beca. Cuando me salió no lo podía creer”, reconoce la joven.
Mirar hacia adentro
“Nos hace falta una vuelta de rosca a nivel de identidad. Tenemos un problema de identidad importantísimo: negamos el origen y no podemos resolver nuestros problemas importando la solución. No es lo mismo una ciudad que invierte en autopistas que te llevan del country al centro administrativo que una ciudad que no piensa en desconcentrar ese enorme centro urbano construyendo vías férreas. ¿Cuántos servicios necesitamos para mantener casas con pileta, de personas que viven lejos de su lugar de trabajo? ¿Cuán larga debe ser la red cloacal, la red de agua, la de electricidad?”, se pregunta Carla.
La joven tiene respuesta para esas preguntas, pero sabe que la solución es política. “Las ciudades europeas son más redistributivas que Buenos Aires y el AMBA. Nos falta conexión entre los anillos del conurbano, como lo que hace la avenida General Paz. No hay una intención política de generar autonomía en esa periferia que tenemos. La idea sigue siendo centralista y nos hacemos los federales”, critica.
Carla, que vivió un tiempo en México, vio algo que la indignó. “En el DF están haciendo dos pisos de autopista. El de abajo tiene un costo accesible y el de arriba es increíblemente caro, imposible de pagar para la mayoría. Me dio mucha impotencia que se piense una ciudad en esos términos.”
Carla habla de su padre, quien le sembró el germen de la arquitectura, desde que ella tiene 10 años. Su hermano también estudia la carrera en la misma universidad.
Aunque reconoce su alto nivel, también tiene una mirada crítica con su facultad. “La UBA tiene un nivel altísimo, pero le falta un aporte desde lo urbanístico. No puede ser que nos recibimos de arquitectos y urbanistas y recién en cuarto años tenemos una sola materia de planeamiento urbano. El programa desmerece el rol del arquitecto en la política.”