La vida de Gustavo “El Oso” Pereyra, atacado anoche a balazos en su casa de Don Orione y frente a la mirada de su madre, se apagó esta madrugada en el hospital Arturo Oñativia de Rafael Calzada. Fue una vida marcada por la puja entre dos facciones de la barra brava de Boca y atravesada por la relación con las drogas, la que los investigadores creen la causa del ataque que mató al Oso de siete tiros.
Es que Pereyra fue uno de los laderos de Rafael Di Zeo. Ámbos sufrieron la misma condena por los incidentes registrados en el amistoso disputado en la Bombonera, en marzo de 1999 ante Chacarita Juniors. Al principio de la causa, ambos pasaron 56 días encerrados.
Pereyra, al igual que los hermanos Rafael y Fernando Di Zeo, Diego Rodríguez, Fabián Krueguer y Juan Castro, también fue procesado por los disturbios que se produjeron en la Bombonera el 31 de agosto de 2003, cuando Boca recibió a Chacarita por la quinta fecha del Apertura.
Pereyra rompió amistad con su viejo socio Rafa Di Zeo y se alió a la facción disidente de la barra boquense, la que comanda Mauro Martín. En los últimos tiempos, el Oso compartía la barra de Claypole junto a Jonathan Kresta, barra de River. Ambos formaban parte de una ONG que buscaba recaudar fondos para ir al Mundial de Rusia 2018.
Fuentes policiales confirmaron que Elva Lucía Pérez, madre de Pereyra, dijo que “un hombre calvo, con poco pelo en los costados y gordo”, llamó a su domicilio preguntando por su hijo, Pereyra lo atendió y cuando ella se retiró a la cocina escuchó los tiros. Al salir vio a su hijo tendido en el piso con múltiples heridas en distintas partes del cuerpo. El asesino actuó con un arma 9 mm.